Al igual que la original, El Conjuro 2 es una obra maestra del terror y James Wan vuelve a demostrar que es un genio.
Esa simple línea tendría que bastar como resumen porque es la pura verdad pero mi deber es desarrollar y hacer un poco de análisis.
Por empezar, nos encontramos con otra adaptación de uno de los casos más famosos investigado y documentado por el matrimonio Warren, aquella pareja que se encargó de resolver muchos casos de tenor sobrenatural en la década del setenta y que -de manera extraoficial- fueron los únicos en la historia con la autorización de la Iglesia Católica para tales tareas.
Es creer o reventar, pero hay mucha data y solo es cuestión de investigar un poco si a uno le interesa.
En la primera película vimos dos casos de ellos, uno chiquito al principio que fue el de la muñeca Annabelle (que luego tuvo su spinoff en 2014 en un mediocre film en el que Wan no tuvo nada que ver) y una historia central.
Aquí ocurre lo mismo solo que el primer caso el de Amitiville, por lo tanto uno muy famoso y contado muchas veces en el cine, motivo por el cual dudo mucho que lo veamos desarrollado por este equipo creativo en una futura secuela (precuela en realidad).
Entonces con una estructura muy parecida y fórmula ya probada el realizador australiano hace buen alarde de sus dotes.
El movimiento de cámara, uso de lentes y angulaciones que consigue en pos de narrar la historia es asombroso. Nos encontramos ante un prodigio de su generación al cual hay que seguirle la carrera muy de cerca (su próximo trabajo es la película en solitario de Aquaman que se estrena en 2018 luego de que se lo vea el año que viene en La Liga de la Justicia).
El clima aterrador que consigue es excelente, más hoy en día cuando las casas embrujadas y posesiones demoníacas son moneda corriente en el cine.
Soy gran consumidor de este género y pocas veces me asusté de la manera en la cual me sucedió viendo este estreno, a tal punto que en un momento lancé un pequeño grito por lo inmerso que estaba en la historia.
Que eso me haya ocurrido es fenomenal y habla de una excelencia cinematográfica soberbia.
El elenco se encuentra a la altura de la producción con interpretaciones descomunales por parte de los chicos muy bien casteados, y Vera Famiga y Patrick Wilson, quien aquí tiene un poco más de protagonismo que ella.
En definitiva, si quieren asustarse mucho mucho mucho en una sala, si son amantes del buen terror, si quieren llevar a una chica para que los abrace bien fuerte, y si quieren por sobretodo ver buen cine no se pierdan El Conjuro 2, que pelea codo a codo con la primera parte por convertirse en la mejor película de terror de los últimos tiempos.