¿Cierto James Wan?
El Warrenverso sigue en expansión pero su calidad continúa en caída.
En el cuasi mundo distópico en el que vivimos, en donde una película no puede subsistir por sí misma y necesita sí o sí de su propio “universo”, uno de los grandes constructores del susodicho fue James Wan cuando hizo The Conjuring (2013), una película que contaba historias reales de exorcismos y posesiones demoníacas realizadas por Ed (Patrick Wilson) y Lorreine Warren (Vera Farmiga), una pareja estadounidense real que se dedicaban a resolver casos sobrenaturales. Esta película, escrita y dirigida por Wan alcanzó una popularidad tremenda entre los fanáticos del terror y convenció a la industria de que todavía había lugar para el cine de este género. Tal fue el furor de El Conjuro, que su expansión fue inevitable y hoy en día es uno de los universos expandidos que más ha recaudado y entendido cómo jugar el juego de los spin offs y de las secuelas. Por supuesto que la calidad puede ir mermando porque no todas son dirigidas por el padre de todo (Wan) pero en su mayoría todas comparten un propósito clave: asustar hasta al más valiente.
Ahora bien, cómo se ha mencionado, algunas de las entregas de la franquicia no han sido dirigidas por Wan y esas suelen ser las “peorcitas” y lamentablemente ese es el destino que le tocó a la tercera parte de las aventuras de Ed y Lorreine en The Conjuring: The Devil Made Me Do It (2021) en esta oportunidad con Michael Chaves (La Llorona, 2019) en la dirección yJames Wan colaborando en el guión junto con su mano derecha David Leslie Johnson-McGoldrick. En esta oportunidad los Warren serán solicitados en un pueblo de Estados Unidos en donde, luego de haber exorcizado a un jovencito, el mismo espíritu parece haberse apoderado del cuerpo de Arne Johnson (Ruairi O’Connor) haciendo que éste cometa un asesinato que lo deja tras las rejas. Lorreine y Ed deberán ir a fondo contra esta amenaza diabólica que parece no tener parangón y en el medio intentar que no condenen a Arne por un delito que él afirma no haber cometido.
Cuando suele hablarse de cine de autor por algún motivo en particular, motivos totalmente desconocidos si los hay, a James Wan no se lo pone en ese rubro y esta película funciona perfectamente para darle la razón de por qué sí lo es. Esta tercera parte del Conjuro no podría estar más lejana de lo que conocemos cuando hablamos de sus películas, por la sencilla razón de que traiciona sus propios orígenes y su premisa fundamental. En casi dos horas de película en contadas ocasiones se provocan sustos, algo imperdonable, y peor aún la calidad técnica de la dirección deja muchísimo que desear. Tan bajo es ese aspecto que parece una película hecha para televisión de los años dos mil, en donde la reutilización de planos generales para las transiciones es repetitiva y argumentalmente inservible. De la mano con este último aspecto la iluminación es paupérrima a niveles insólitos, hay escenas en donde literalmente no se ve nada y hay que hacer fuerza para divisar las siluetas. Algo que nunca había pasado antes y si hay algo que sobra en esta franquicia son los espacios oscuros. Por otro lado, la trama nunca llega a verse desarrollada del todo y aún así poco tiene que ver con lo que el resto de las películas nos tenía acostumbrados, a grandes rasgos parece un episodio extendido de Los Expedientes Secretos X. Lejos, muy lejos de lo que supieron contar con tanto éxito anteriormente.
Por supuesto que tanto Vera Farmiga como Patrick Wilson hacen un trabajo a la altura de sus condiciones pero lamentablemente sus personajes están escritos muy vagamente y son la sombra de lo que supieron ser en el pasado. El resto del elenco no se destaca para nada a pesar de sólo ser “útiles” para el relleno de la trama.
El Conjuro 3 es el ejemplo de lo que sufre la industria la carencia de ideas y de las ganas de seguir y seguir expandiendo sus universos traicionando sus principales y elementales características. Hoy por hoy las películas del Universo Warren ya no sólo no asustan a nadie, sino que su calidad cada vez es más baja y se alejan del buen material que supieron ser. Probablemente el diablo no lo haya hecho escribir y producir esta película a James Wan, pero Warner Bros. seguramente sí.