Momentos claves en la adolescencia a través de un muy cuidado tratamiento fílmico
Todos sabemos que la adolescencia es un momento clave de cualquier ser humano, una época de crisis, cambios, tanto internos como externos, donde las personalidades se van amoldando para lograr ser aceptados por los demás y así poder pertenecer a un grupo.
Pero no siempre la gente consigue el beneplácito de los demás, en todos los rebaños hay una oveja negra a la que se lo toma de punto, y se lo castiga de todas las formas posibles.
El director Sebastián Caulier, nos traslada a la provincia de Formosa en el año 1998, cuando la palabra bullying no se usaba, para describir el acoso y maltrato escolar entre compañeros de colegio.
Esteban Ayala (Patricio Penna) es un adolescente retraído, miope, poco apto para los deportes, con una típica apariencia de nerd, que lo único que le interesa es escribir poesía. Sus padres lo consideran prácticamente un ente, y como si eso no fuera todo, es el objeto de burla y hostigamiento por parte de los otros chicos.
La parsimonia y el aburrimiento predomina en esa población, el colegio es privado y sus alumnos son de clase media que no sufren privaciones y sólo se tienen que preocupar por asistir al establecimiento educativo y estudiar.
Un día se incorpora a la división de Esteban un alumno llegado de Rosario, Gastón (Felipe Ramusio Mora), con un aspecto despreocupado, canchero y relajado, que también se aísla de los demás dedicándose a dibujar en un block de papel.
Enseguida se harán amigos estos protagonistas, donde sus almas solitarias se aunarán para sembrar el caos escolar. El rosarino, porque tiene padres ausentes, vive en un estado de abandono y detesta a la sociedad, y en el formoseño encontró más que a un amigo, a un cómplice con un carácter débil y manejable, para ejecutar sus ideas y el deseo de tomar venganza de quienes lo maltratan.
La tensión de la película va en aumento, el espiral de violencia se acrecienta, desde una primera venganza inocente, hasta hechos muchos más graves.
La historia está muy bien contada, donde los personajes tienen su personalidad definida y, con el aporte actoral, la hacen creíble. La utilización de la información que nos brinda previamente el guión posteriormente se justifica en la sucesión de las acciones.
Ambos se encuentran fuera del sistema, uno porque lo apartan sus pares, y el otro porque se aparta por su propia voluntad.
La rebeldía y osadía de Gastón lo llevará a elevar la vara cada vez más, contraponiéndose con las dudas y la culpa que carcome a Esteban, en un duelo de temperamentos bien distintos pero que, en el fondo, lo saben y lo sienten que no encajan en ningún sitio y no pueden ser uno más dentro del corral.