Criticar la crítica
Complemento o parásito
La película El crítico de Hernán Guerschuny, por más ligera que a simple vista parezca, es un buen puntapié para iniciar una polémica sobre el lugar de la crítica cinematográfica. Son varios los interrogantes que abre, no solo mediante planteamientos explícitos, sino por su mera existencia en el circuito cinematográfico argentino y las circunstancias en la que fue creada.
Estamos hablando de una película escrita y dirigida por un crítico cinematográfico, Hernán Guerschuny. Que más que un crítico, es una mezcla de estudiante de cine con estudiante de periodismo. Antes de hacer cine, se dedicó durante mucho tiempo a dirigir la revista “Haciendo Cine” , a mi juicio una de las mejores en el rubro, rol que todavía sigue ejerciendo.
La mirada de Guerschuny, plasmada en esa revista, revela también una serie de cosas acerca del lugar de la crítica. Lo que en principio parece una contradicción insalvable entre dos expresiones contrapuestas, “hacer cine” y “criticar cine”, en realidad, desde el punto de vista de Guerschuny, es una y la misma cosa. O al menos senderos diferentes pero que confluyen en un mismo destino: la consolidación de la industria cinematográfica nacional. La revista “Haciendo cine”, entonces, entiende a la crítica como un brazo que auxilia las necesidades de crecimiento de la industria cinematográfica nacional. El hecho de que de dicha publicación haya surgido una productora (la que hizo la película El crítico entre otras) sirve como ejemplo.
Diego Batlle (crítico histórico de “La Nación”) decía que luego de filmar esta película a Guerschuny no se le iba a poder hacer el clásico achaque de que se trata de un director frustrado. La idea de que los críticos de cine en realidad quieren ser cineastas parte de un supuesto presente también en la anterior definición de la crítica (entendida como herramienta de fortalecimiento de la industria): el crítico no es un profesional autónomo, que se mueve dentro de un ámbito particular y separado del resto, con reglas y códigos propios, sino que su actividad está puesta al servicio de otra más importante. Más allá de que una sea más descalificativa que otra, en ambas concepciones se ve a la crítica como actividad satelital del cine, se desdibuja su rol autónomo y separado.
Gente enojada con el mundo
Respecto a lo que El crítico sí plantea explícitamente, puede decirse que hay un primer abordaje más existencial del lugar que ocupa el crítico de cine. Existencial porque se muestra al crítico (Téllez) como un ser hosco, poco sociable, cuestionador de todo, que subestima al conjunto de la especie humana menos a sí mismo, a quien se tiene en gran estima. El personaje de Téllez es en el fondo un ególatra que cree poseer la noción justa de lo que es el buen gusto y que los demás viven equivocados, llenos de prejuicios e inconscientes de su mala capacidad de apreciación estética.
Se plantea también, ligeramente pero no por eso con menos contundencia, que el crítico plasma sus propios prejuicios y estados emocionales, su frustración individual, en la crítica de una obra ajena. El personaje de Rafael Spregelburd, que interpreta excelentemente el papel, vive enojado con todas las películas que se producen y a las que tiene que criticar para el diario en que trabaja. No soporta las comedias románticas, que le parecen todas iguales y estúpidas.
Un director amateur que aparece como personaje, al que Téllez le defenestró la ópera prima, le dice que no se bancó que su película tuviera un final feliz. Que no se banca que la gente se quiera y por eso condena cualquier película con cierto mensaje esperanzador. En el fondo, es su propia trabazón afectiva la que lo lleva a ser tan duro con las películas, en la medida que edulcoran una realidad que él percibe desde una existencia gris y solitaria.
Más allá de la banalización adrede de las circunstancias que rodean la vida de estos personajes, la película de Guerschuny informa sobre un aspecto muy importante del fenómeno de la crítica de cine: que reproduce prejuicios arraigados en los críticos de cine, que en definitiva son también una manifestación más de la sociedad en que viven.
Escuelas de cine
También en el marco de los planteos explícitos de la película, está la cuestión de a qué escuelas debe adscribir el crítico para constituirse como esa autoridad del gusto que anhela ser. En el caso de Téllez, su biblia es Godard y su peor enemigo las comedias románticas americanas. El protagonista piensa en francés porque considera que el castellano es de mal gusto. Afirma que terminar con un beso una película es la gran falacia del cine americano, dado que en la vida real las verdaderas historias, o los verdaderos conflictos, empiezan después del beso.
Mientras el personaje piensa en francés, la música y el tono de las escenas parece tener una impronta de la nouvelle vague. Aunque cuando Téllez tiene que alcanzar a la mujer que ama antes que se tome el avión a España, corre dramáticamente bajo la lluvia como lo hacen los galanes en las comedias románticas americanas.
Lo que podría tomarse como una burla a la nouvelle vague, en realidad es un sentido homenaje. Ciertos diálogos entre la mujer naif y el hombre indiferente parecen sacados de una película de Godard. La penetración demoníaca del dinero corrompiendo los principios de este artesano del gusto estético, también es un homenaje a la escuela francesa. Pero también están los homenajes a la comedia americana, empezando por la estructura misma del relato y cierto racconto de escenas románticas del cine americano, meticulosamente elegidas por alguien que evidentemente cultiva el mencionado género.
Aproximaciones a una respuesta
¿Qué aporta por la tanto la visión de Guerschuny al interrogante sobre el rol de la crítica de cine? En primer lugar, detona el interrogante. En segundo, ayuda a pensar al crítico, y también al cineasta, más allá de la dicotomía entre cine europeo y cine norteamericano, tan instalada en nuestro acervo cinéfilo, pero que a mi juicio empobrece la mirada.
En la película de Guerschuny, Téllez sale momentáneamente de ese lugar de crítico atravesado por sus propios prejuicios cuando se enamora y, por lo tanto, se “afloja”. Me parece que se trata más de un giro divertido e ingenioso, puesto al servicio del relato romántico, y no una conclusión, a modo de reflexión, sobre el rol que debe ocupar la crítica en nuestro tiempo. En todo caso, debe pensarse la película de Guerschuny como un buen disparador para pensar la cuestión.
Como última reflexión, diría que la crítica cinematográfica es más que un simple anexo de la industria. Por supuesto que colabora con su crecimiento y difusión, ayudando a afinar la mirada del público y de los realizadores, no porque los críticos sean poseedores de una facultad más desarrollada del gusto estético, sino porque la crítica filtra los productos cinematográficos. Los obliga a ser más contemplativos de la recepción que van a tener, aún cuando haya críticos mejores y peores, como en todo los rubros.
Pero además de esa función básica, puede cumplir tareas más esenciales. Cierta crítica de cine condensa un tipo de reflexión estética como lo hicieron la crítica de Krakauer en tiempos del expresionismo, la del húngaro Balazs en los del cine soviético, o la de Bazin en los del neo-realismo italiano. ¿Por qué no la de Zizec en la era del cine norteamericano? La crítica es el espacio reservado para indagar en las nuevas formas que adquiere el arte más complejo y maravilloso de la historia. En definitiva, piensa en profundidad las nuevas formas de lenguaje que imperan en nuestro tiempo.
Parafraseando al lúcido frankfurtiano Theodor Adorno, en sus reflexiones acerca del progreso, decimos que cuando la crítica es plenamente consciente del grado de desarrollo técnico que atraviesan las artes posee entonces jerarquía estética y filosófica. Su misión más importante es preservar las preguntas existenciales del ser humano, asumiendo que los progresos de la técnica llevan consigo progresos en los modos de expresión artística y humana en general, pero alertando también sobre las potenciales consecuencias catastróficas de ese avance vertiginoso de la historia.