Irónica y divertida mirada sobre la crítica de cine.
Ópera Prima de Hernán Gerschuny, crítico de cine que desvirtúa la regla, como ocurrió con Juan Villegas anteriormente, según la cual quien se dedica a estas lides es un director frustrado.
Guerschuny nos prueba lo contrario y nos introduce en el universo de Víctor Téllez, un arquetipo impecablemente construido por Rafael Spregelburd, quien un día conoce a una mujer más consustanciada con el tipo de cine que éste acostumbra a denostar (Dolores Fonzi) y surge entre ellos lo que podría llamarse una historia resignificada en clave de comedia dulzona y paródica asimilándola por momentos a recursos tan probados como clichés que en el cine aún continúan funcionando.
Los guiños están a la orden del día y tal vez a los colegas nos divierta ver a algunos compañeros que prestan su presencia a esta iniciativa, tales como los críticos Quintín y Leonardo D´Esposito, el distribuidor Carlos Zumbo y la jefa de prensa Lola Silberman entre otros. La secuencia del desayuno de prensa resulta en este sentido antológica. Tal vez el público en general quede afuera de ciertas ironías.
El guión es otro de los puntos altos de esta historia y su estilo narrativo encomiable, dotando al protagonista de un punto de vista en off en francés al igual que una película de Godard, y el parelelismo entre la historia que se cuenta y las trilladas tramas que atormentan a Tellez soplan con una fresca brisa de innovación en este tipo de propuestas.