El crítico se construye a partir de juegos de palabras e imágenes y guiños permanentes al mundo del cine. Quienes sólo quieran ver un film divertido, se decepcionarán un poco por el ritmo y la abundancia de referencias cinéfilas. Quienes quieran encontrar una gran obra de cine autorreferencial, se decepcionarán un poco por su género. Pero, quizás, ese aire de medias tintas, es lo que le confiera su encanto.
Un poco al estilo de los directores de la Nouvelle Vague (Resnais,Truffaut, Chabrol) Hernán Guerschuny sale de su oficio de crítico de cine en HaciendoCine y pega el salto a la dirección, con un guión propio, bancado por su productora. Y ahí terminan las relaciones con la Nouvelle Vague, más allá de algún que otro guiño como que el personaje principal piensa con una voz en off en francés.
A pesar de ciertos problemas de ritmo (le cuesta arrancar), el guión es lo que llamaríamos redondito: un crítico de cine, que conoce las reglas del género romántico en cine, se ve atrapado en una historia de amor que cae en todos los lugares comunes. Al espectador esto se le avisa repetidamente (3 es la regla de oro para el cine clásico)y aún así logra mantener el interés, porque esto es lo que tienen de genial las películas de género: no es que aunque sepamos lo que pasa, la seguimos viendo. Sino que porque sabemos lo que pasa, la seguimos viendo, esperando ese happy end.
Peeeero…Guerschuny no puede con su genio: el crítico en él le dice que lo que se consume masivamente no puede ser bueno, y entonces aquí y allá pone referencias cinéfilas que sólo nos causan gracia a los que vemos mucho cine (del “bodrio”, no del masivo). Atrapado, al igual que su personaje (encarnado por el siempre medido Rafael Spregelburd)en este tironeo entre las fórmulas que funcionan y la atracción de querer romperlas, el film va encontrando su lugar.
No es un film perfecto. No es una obra de arte como la de sus predecesores franceses. Sin embargo es una película bien pensada, lo suficientemente lineal para el gran público, lo suficientemente distinta para el resto de los mortales. Y en ese intermedio, funciona.