Tierra de nadie
David Bisbano adapta la pieza teatral homónima de Rafael Bruza sobre un encuentro fortuito entre dos personas que están en constante búsqueda.
Modesto Alvarez (Gonzalo Urtizberea) corre. En el vasto e interminable paisaje pampeano trota llevando el atuendo de un maratonista. Tropieza con un alambre de púa que vaya a saber quién puso ahí, se levanta y cura sus heridas. Solo se detiene para comer nueces y escuchar a Haydn. No pasará mucho tiempo hasta que se encuentre con el Dr. Villafañe (Roly Serrano), historiador y filósofo, obsesionado con el presente y con dejar testimonio de su pensamiento a través de una teoría que revolucione el conocimiento.
Juntos, emprenderán la búsqueda para conseguir lo que cada uno desea. Modesto quiere terminar la maratón y Villafañe encontrar el presente que le es esquivo. Al primero le interesa el futuro y, al segundo, el ahora.
Los protagonistas de El cruce de La Pampa se enfrentan al paisaje que se configura como un personaje más del film. Este los pondrá a prueba en forma reiterada y hará que por momentos la relación se vuelva ríspida, lo que les permite a Gonzalo Urtizberea y a Roly Serrano entregar una actuación magnífica.
David Bisbano (Rodencia y el diente de la princesa, 2012) es paciente para construir una narración que trata sobre dos modelos de pensamiento diametralmente opuestos. Si bien la película es una comedia con un marcado tono fantástico, el tema alcanza una profundidad bien desarrollada en la adaptación de la obra de Bruza.
El realizador pone en primer plano los dos modelos y no toma partido por ninguno. Será el espectador el que deba analizar cada uno de los argumentos expuestos y decidir con cuál se siente más persuadido.