De amor, de locura y de muerte
Desde hace ya muchos años sabemos que Mathieu Amalric es uno de los mejores actores del cine francés, pero con el tiempo también vamos comprobando que se trata de uno de los realizadores más valiosos en actividad. Tras Tournée (2010), que le había valido el premio a Mejor Director en la Competencia Oficial de Cannes, estrenó en la edición del año último del mismo festival esta moderna y creativa relectura del clásico literario publicado en 1964 por el mítico Georges Simenon.
Lo que en principio parece ser un ego-trip con regodeo exhibicionista de sexo y cuerpos desnudos entre Julien (Amalric) y su amante Esther (Stephanie Cleau) deviene luego en un intrincado caso con posibles asesinatos, un largo testimonio ante la policía y juicio incluido que va y viene en el tiempo en una compleja estructura que el realizador despliega con precisión, sensibilidad y fluidez, haciendo palpable aquella pasión en contraposición de la frialdad del implacable sistema que los condena.
Premiado como mejor director en el último Festival de Mar del Plata, Amalric ofrece un rompecabezas psicológico-judicial que en un principio puede parecer algo intrincado, pero con sus múltiples hallazgos visuales, narrativos y actorales ratifica que, en su doble rol de realizador y actor, estamos en presencia de un artista que tiene muy en claro qué decir y cómo hacerlo.