La ópera prima del uruguayo Enrique Buchichio transita la temática de la identidad sexual en un joven que se siente estancado en su vida.
El director y guionista uruguayo hace su debut en la pantalla grande con un film que recorre la historia de Leo (Martín Rodríguez), un joven de veintipico que siente una gran insatisfacción personal, ya que no puede avanzar en muchos ámbitos de su vida: no termina su carrera, no reconoce el desorden de su cuarto, no puede tener sexo con su novia, hasta que entonces se enfrenta con el pensamiento que lo inquieta: se plantea dudas sobre su sexualidad. Así empezará a conocer a otros chicos mediante internet, e iniciará una relación con Seba, que representa la visibilidad gay que Leo ve desde afuera.
Pero a Leo le cuesta enfrentar su situación, disimula y se esconde frente a los demás, a pesar de que distintos miembros de su entorno ya han descubierto su secreto. Es así que Leo se da cuenta que su vida ha sido dirigida en función de complacer a los demás, más que a su propia voluntad.
Durante todo el proceso de búsqueda y aceptación personal, Leo se reencuentra con Caro (Cecilia Cósero), una ex compañera de la escuela primaria, que atraviesa una gran depresión, debido a sus propios problemas personales, los cuáles Leo intentará dilucidar a lo largo de la película.
La música es justa en cada momento, ayudando a la construcción de personajes y la relación entre ellos, y hay que destacar que es uno de los films uruguayos pioneros dentro de esta temática, a pesar de que en algunos momentos la incertidumbre de Leo parece un tanto exagerada y algunos elementos rozan lo estereotipado.
La película cuenta con las interpretaciones de Arturo Goetz (como el psicoanalista Juan), Gerardo Begérez (como Seba), César Troncoso (Eduardo) y Rafael Soliwoda (Felipe, compañero de cuarto de Leo), entre otros actores.
Un film sobre la búsqueda de la identidad y la auto aceptación, con buenas intenciones, y que vale la pena tener en cuenta.