El cuento de la moraleja
El cuento de las comadrejas es una apuesta fuerte e interesante del director Juan José Campanella. Con un elenco principal excelente, conformado por Graciela Borges, Oscar Martínez, Luis Brandoni y Marcos Mundstock, parece difícil que algo pueda salir mal. Pero más allá de la seguridad que brindan los actores mencionados, es visible la mano del director, quien los guía correctamente. En una idea de trabajo que se gestó hace varios años y siempre estuvo en carpeta, listo para ver la luz, un guion perfecto y a la altura de las circunstancias, la misma lleva por buen camino una historia plagada de humor negro del bueno, referencias a la profesión audiovisual, puesto que en la historia no solamente el personaje que interpreta Borges tiene vínculo con el séptimo arte (impecable tanto como cálida, ella es una actriz maravillosa a quien da gusto ver en pantalla); también los compañeros en la mansión inmensa en la que viven pertenecen al mundo del cine, y dirigen comentarios ácidos y ocurrentes en referencia.
Completan el elenco Clara Lago y Nicolás Francella. La actriz cumple con creces, en un papel interesante. Utilizando un muy buen manejo de los climas, interpreta a su personaje con soltura y da en el clavo con los cambios que le pide la evolución del mismo a lo largo del guión. Francella maneja bien los tiempos, se muestra seguro en su rol y aparece como un actor con posibilidades y herramientas de sobra para una carrera que seguramente seguirá creciendo.
De aquí en adelante, un spoiler grande como la casa de los protagonistas (no digan que no les avisé; aunque no es un secreto, muchos no lo saben, y ni siquiera conocen la existencia de la película): Campanella, quien toma la idea original de Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976) de José Luis Martinez Suárez, recupera la historia y le agrega condimentos y detalles al guion original que elevan aún más la calidad de la historia en que se basa.
Afirmo que es una apuesta jugada, fuerte, porque puede que no sea una película para todo el mundo, y porque creo que bien podría haber elegido para su siguiente producción una película cómoda que dejara contento a todo el público; en cambio realizó la adaptación de una película que ya parecía difícil entonces y la adaptó al hoy; no todos van a atreverse a ver esta película que es una excelente muestra de lo que puede hacerse con un guion: construir una comedia negra perfecta.