Tras una espera que se estiró durante una década desde la oscarizada El secreto de sus ojos, el director Juan José Campanella regresa a la pantalla grande con una nueva ficción con actores después de la exitosa incursión en el cine de animación que significó Metegol. Siempre activo, el guionista, productor y realizador lideró en estos últimos años proyectos en televisión y teatro, hasta desembocar en El cuento de las comadrejas, una nueva versión del clásico film de culto Los muchachos de antes no usaban arsénico, dirigido en 1976 por José Martínez Suárez.
Con una marcada impronta teatral y un elaborado trabajo visual, Campanella muta la tensión de la película original hacia el territorio del humor mordaz con resultados dispares. Graciela Borges interpreta a Mara Ordaz, una veterana diva del cine de oro, que convive en una mansión en decadencia junto a tres hombres a quienes doblega por su indudable condición de mega estrella. Luis Brandoni juega el rol del marido, un actor en silla de ruedas opacado eternamente por el fulgor de Mara. Mientras que Oscar Martínez y Marcos Mundstock, dan vida al director y al guionista de algunos de los films más taquilleros en la carrera de la legendaria actriz.
El cuarteto protagónico se saca chispas en una relación que deambula entre el cinismo y la interdependencia. Campanella exprime al máximo la estelaridad del combo, aunque claramente es Borges la indiscutida dueña de un brillo inmanente. Su sola presencia se lleva puesta la película, y está bien que así sea, ya que su personaje es el eje medular sobre el cual giran los conflictos de la trama. Mundstock sorprende con un ajustado debut en un rol protagónico, Martínez está como siempre correcto; y Brandoni despliega su habitual parafernalia de sobreactuación.
Desde el comienzo, El cuento de las comadrejas se instala con acierto en la dualidad de la relación entre los protagonistas, que se reparte entre la idea de que todo podría estallar en cualquier momento; o bien la sospecha de que su juego tóxico y animalesco podría perdurar por siempre. Pronto, dos personajes jóvenes irrumpen en la casona y le ofrecen a Mara comprar la propiedad. Ellos están interpretados por Nicolás Francella y Clara Lago, siendo claramente la actriz de Ocho apellidos vascos y Al final del túnel quien logra dar en la tecla con su criatura amenazante, mientras que Francella permanece a la deriva de principio a fin; sobrepasado por un rol que no logra escapar de la maqueta.
Más allá de que la mayoría de las escenas de El cuento de las comadrejas son grupales, sin dudas los momentos más inspirados son aquellos en los que la película se permite un repliegue intimista a través de diálogos entre duplas. Cuando el cuarteto protagónico está en escena, y más cuando se suman los dos antagonistas, todo luce demasiado cronometrado y poco fluido. Desde los remates de los chistes hasta unas cuantas bajadas explicativas, la película cede por demás al subrayado, diluyendo rápidamente el clima mordaz y claustrofóbico trazado en los primeros minutos.
Sin embargo, estos deslices no alcanzan a transformarse en un despropósito porque la película jamás se erige como un ejercicio pretencioso. Campanella deja en claro desde el principio que estamos ante una propuesta que coquetea con el artificio del cine clásico, tanto del argentino como el de Hollywood. Ese universo de glamour en declive remite automáticamente a Sunset Boulevard, mientras que a lo largo del metraje se reparten múltiples referencias a la era dorada del cine nacional. Si El cuento de las comadrejas resulta un divertimento eficaz es porque asume con plena autoconciencia cuáles son sus modestas reglas de juego. Más allá de las consabidas vueltas de tuerca de toda comedia negra con toques de suspenso, la película se abstiene saludablemente de vacilar sistemáticamente a la platea a puro motor de soberbia.
Es cierto que el mencionado tono subrayado y algunas ingenuas resoluciones no encajan con la atmósfera sombría que esboza Campanella. Así y todo, el film juega sus cartas con la suficiente gracia como para que el interés y la empatía se mantengan encendidos hasta el final.
El cuento de las comadrejas / Argentina-España / 2019 / 129 minutos / Apta para mayores de 13 años / Dirección: Juan José Campanella / Con: Graciela Borges, Luis Brandoni, Oscar Martínez, Marcos Mundstock, Clara Lago y Nicolás Francella.