Pasaron diez años desde El secreto de sus ojos, y si bien en el medio estrenó Metegol e hizo varias cosas para TV, Juan José Campanella le debía otra de sus grandes películas al cine.
Y si bien dudo que este estreno alcance el éxito de las dos anteriores, lo cierto es que nos encontramos ante su obra más declarativa en cuanto a su amor hacia las películas.
El cuento de las comadrejas es un manifestó cinéfilo a un cine que ya no existe, un homenaje a algo que el director ama, y que lo hace notar en cada plano.
Remake de Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976), film que vi para hacer esta reseña, Campanella adapta este clásico nacional y lo aggiorna para un nuevo público, y con una escala cinematográfica mucho mayor en cuanto a la puesta y producción.
Ahora bien, me da la sensación de que es una película que deja afuera a gran parte del público, sobre todo al joven.
Hay muchos chistes y continuas referencias que solo podrán ser captadas y disfrutadas por alguien que haya pasado los 50 años o por un cinéfilo empedernido que tenga conocimientos del cine clásico argentino.
Porque más allá de la remake en cuestión, hay un lenguaje y narrativa muy propia de la época dorada del cine nacional.
Y yo lo entiendo y lo disfruto, pero aún así me quedé afuera en algunas cosas. Por lo que estoy seguro de que a muchos les pasará. Aún así, el film tiene identidad propia y te enganchás con sus personajes, porque son magnéticos.
Graciela Borges estupenda como siempre, pero aquí aún más. Para aplaudirla horas y horas de pie.
Y el terceto de amigos interpretado por Luis Brandoni, Oscar Martínez y Marcos Mundstock es fenomenal. El mejor duelo actoral cómico de los últimos tiempos. Es imposible que no te rías con estos tipos, con lo que dicen y su vínculo.
En el lado de la juventud, completan Nicolás Francella y Clara Lago. Ambos también excelentes. Campanella vuelve a demostrar, una vez más, que es un magnifico director de actores y que le saca lo mejor a cada uno de ellos.
Por su parte, a nivel técnico el film es una maravilla. Hay planos geniales y VFX de los mejores, que son los que no se notan.
Casi todo ocurre en una sola locación, por lo que podría haber sido bastante simple, pero no. Todo es más bello y todo desafía los sentidos. Desde la gran dirección de arte, hasta la música.
El cuento de las comadrejas es una experiencia, una oda al cine y una caricia a la producción nacional, que no está pasando por un buen momento (no artístico sino presupuestario).
Es una película que merece y debe ser experimentada en una sala, y aprender de ella.