Un juego absurdo de Nacho Guggiari
"El cuento del tío" (2021) es una verdadera rareza dentro del cine argentino. Una comedia negra que apuesta por el grotesco y el absurdo cruzando el costumbrismo de "Esperando la carroza" (1985) con la elegancia de "Muerte en un funeral" (Death at a Funeral, 2007).
La ópera prima de Nacho Guggiari se desarrolla durante una cena de Navidad. Una típica familia porteña se prepara para recibir al tío millonario, al que hace tiempo que no ve. Luis Ziembrowski y Alejandra Flechner son los padres Rafa, un joven con problemas, que provocará la tragedia desencadenante de una oportunidad. Claro que todo se complica y los ganadores no serán quienes pensaban serlo.
El cuento del tío apela a una tipología humorística a la que el cine nacional mucho no se le anima o cuando lo hace termina desbarrancado. Guggiari recurre a una puesta en escena casi teatral, pero a la que logra darle vuelo cinematográfico con algunos planos secuencia que permiten que el espacio se abra y una cámara en movimiento que sigue a los personajes por el set donde se desarrolla casi el cien por ciento del relato.
Guggiari, que se reunió de un equipo de actores que conocen cada una de las reglas del género (Mónica Villa, Martín Slipak, Silvia Pérez) y un equipo técnico de alto vuelo profesional, asumió riesgos estéticos y narrativos. Todo podría haberse desbordado. La historia, la forma, los actores, el guion… pero a diferencia de otras propuestas que siguieron el mismo camino en El cuento del tío todo está contenido, cuidado al extremo, incluso el empleo sutil e irreverente de un tipo humor ausente de corrección política. Una inteligente comedia popular tan efectiva como locuaz.