Entre cadáveres y recetas de manual
Una vez más, el mundo del cine se inspira en la obra del gran escritor Edgar Allan Poe, en esta oportunidad con dirección de James Mc Teigue (V de venganza) y un elenco encabezado por John Cusack y Luke Evans.
Imaginemos que Edgar Allan Poe resucita por un par de horas y se le da la chance de ver El cuervo, que ninguna relación tiene con la película de título homónimo dirigida por Roger Corman hace 50 años, basada en el poema del gran escritor.
¿Cuál sería su reacción? Acaso la indiferencia, ni la reprobación inmediata ni el visto bueno sin vueltas; tal vez, la nada misma. Es que El cuervo invoca a Poe desde la cita de manual dentro de una historia de investigación policial, donde un asesino serial decide sus crímenes de acuerdo a la pluma del escritor, quien presenta sus artículos literarios en un diario del lejano Baltimore de 1849.
De allí que se establecerá una particular sociedad entre el jefe de policía (Luke Evans) y el escritor (John Cusack) con el fin de desentrañar los crímenes que parecen sacados de otros manuales, aquellos que escribieron de forma más original Jonathan Demme con El silencio de los inocentes y Tim Burton con La leyenda del jinete sin cabeza.
Con semejantes invocaciones, citas, referencias y homenajes, El cuervo es un auténtico pastiche que acumula escenas gore, climas sórdidos y lúgubres, bailes de disfraces, persecuciones en bosques neblinosos y la siempre hábil y funcional reconstrucción de época. Pero la película, justamente por ese motivo, no es original en su tratamiento ya que al pecar de solemne y grave se aleja de sus prestigiosos referentes.
Como varios títulos de un cine industrial acomodado a un target de público determinado, los crímenes de El cuervo –sanguíneos, explícitos– y determinadas escenas citan líneas de El entierro prematuro, Los crímenes de la Rue Morgue y de otros textos del gran Poe. Pero solo son detalles al pasar, ya que la operación argumental que concibe el ineficaz director James Mc Teigue (con los antecedentes de V de venganza yNinja asesino no se podía esperar demasiado) se parece a las visiones infanto-adolescentes de Letras prohibidas: la leyenda del Marqués de Sade (2001) y la más reciente Sherlock Holmes: juego de sombras.
En efecto, en El cuervo el protagonista es Poe, pero podrían ser Holmes o Sade porque la concepción de este tipo de cine es similar, tomando como excusa a un personaje de la literatura exhibido a través de una biografía o de determinados hechos (reales o no) que transcurrieron en sus vidas. Un cine indiscutible desde su factura técnica, débil y perezoso en sus intenciones dramáticas, con un protagonista de prestigio a la cabeza (John Cusack encarna a Poe valiéndose de tics que llegan al exceso) y un argumento donde se acumula el todo vale. La conclusión tampoco amerita discusión: se trata de una manera de hacer cine tan eficaz y previsible como presenciar una naturaleza muerta.