Si hay que ser sincero, esta película es de una liviandad que su aura oscura no llega a desmentir. Dirigida por James McTeigue, alguien que supo hacer un gran film con V de Venganza (una de las mejores fantasías políticas de los últimos años) cuenta cómo en la Baltimore decimonónica un asesino serial se inspira en los relatos de un tal Edgar Allan Poe para cometer sus crímenes, y de cómo un detective y el escritor unen fuerzas para detenerlo. La idea no es del todo original (¿alguien recuerda a Sherlock Holmes y Freud en El caso final, allá por los 70?) y el film tiene la virtud de concentrarse en la trama detectivesca y en el aspecto sombrío del diseño en lugar de intentar una vindicación didáctica del escritor. Hay cabos sueltos, por cierto, y momentos que parecen realizados por pura rutina, pero el resultado final es el de un policial apenas raro bastante entretenido. John Cusack como el autor de El caso del señor Valdemar demuestra ser -no tan paradoja: Poe fue un interesante escritor satírico también- un gran comediante.