Según indica la historia real, el famoso escritor norteamericano Edgar Allan Poe apareció moribundo luego de que no se supiera de él por varios días. Se desconoce qué le sucedió en esas horas previas a su muerte. Justamente ese hiato biográfico es la puerta que utilizaron Ben Livingston y Hannah Shakespeare, los guionistas de este film para crear una historia de suspenso protagonizada por el creador de las historias de detectives.
Un extraño doble asesinato ocurre en la ciudad de Baltimore, en 1849. Nadie se explica cómo pudo huir el asesino de una habitación herméticamente cerrada. Hasta que llega el inspector Fields (Luke Evans) y descubre qué ocurrió, pero no porque su mente sea brillante, sino porque lo había leído en una historia de un tal Poe.
Al principio tomado por sospechoso, Poe (John Cusack) termina siendo reclutado como detective de una serie de crímenes que apenas comienza. El asesino no sólo imita escenarios que hasta entonces sólo habían ocurrido en la mente del escritor, sino que crea una suerte de búsqueda del tesoro macabra, cuyas pistas refieren a la obra de su admirado mentor.
Para los lectores de la literatura de Poe, será interesante recordar a qué cuentos pertenecen las "pistas", que uno puede leer también como citas bibliográficas, a las que se hace referencia en detalle para quienes no estén familiarizados con la obra del autor.
Dirigido por James McTeigue, el director de la afamada Vendetta, este film se caracteriza por su oscuridad general, que colabora con el clima de dramatismo y sordidez que quiere describir. John Cusack es especial para interpretar al atribulado Poe, que hace dos años que no escribe ficción, está económicamente quebrado, es alcohólico, acusado de opiómano (en ningún momento se ve que lo sea), y a pesar de todo, está enamorado de Emily Hamilton (Alice Eve), la hija de una acaudalada familia.
Si bien aparecen todos los fantasmas y demonios que la mente del escritor acunó y transmitió en su literatura, el director no los muestra con toda la crudeza que podría haber usado, y es que la idea parece ser mantener la raya del lado del suspenso, sin cruzarse al terror. El efecto resulta en un film moderado, y más tolerable por una audiencia masiva, sin ser tan específico para amantes de un género.
Así, ésta no deja de ser una historia "de asesinos seriales", sin embargo la narración es simple, lineal, está bien lograda, y llega a provocar intriga y mantener bien el suspenso. En el momento en que llegamos a ver el color del ojo del asesino, hasta nos hace creer que vamos a poder deducir por nuestra cuenta de quién se trata. Ya desde los gritos desgarradores de una mujer en la primera escena, el relato atrapa, y no afloja hasta el final.