La primera película argentina en la competencia internacional es un potente drama centrado en una mujer que comete un error en su trabajo y debe afrontar las consecuencias. Sofía Gala Castiglione se luce en otro muy sólido film del director de “Los globos”.
La opera prima del actor devenido director, LOS GLOBOS, fue una de las grandes sorpresas del 2017, una sólida película acerca de la relación entre un padre y su hijo contada con potencia y destreza cinematográfica. En su segunda película, González vuelve a trabajar a partir de un similar sistema narrativo, armado a partir de una narración seca, veloz y rigurosa que hace recordar otra vez a los primeros y más ásperos films de los hermanos Dardenne.
Como las de los belgas, las de González son películas sobre el universo del trabajo en las que el hacer cotidiano es parte integral de la propuesta y en las que el mundo se construye siempre alrededor de ese hecho. En este caso la protagonista es una chica, Luisa (encarnada por Sofía Gala, que vuelve a lucirse aquí en una película que maneja un registro similar al de ALANIS), que trabaja como niñera cuidando a Felipe, un chico pequeño, en un departamento. Una breve distracción telefónica suya termina con el niño teniendo una emergencia médica y con Luisa despedida furtivamente de su empleo.
Este breve film de poco más de 70 minutos se centra en las consecuencias que para Luisa tiene ese hecho, que la lleva no solo a vivir con preocupación lo que pudo haber pasado con el pequeño ya que no le permiten tener contacto con él, sino a entrar en una crisis personal que pone en riesgo su noviazgo con Miguel (con quien trabaja en una pequeña fábrica de objetos decorativos) y su estabilidad emocional. En esa cadena de angustias, Luisa empieza a perder de a poco su compostura y el mundo a su alrededor parece derrumbarse.
Gala se pone la película casi literalmente al hombro y es ella la que lleva adelante el nervioso relato, cuya anécdota quizás sea mínima pero que acarrea una serie de complicaciones tanto éticas como emocionales. Entre los temas que trabaja EL CUIDADO DE LOS OTROS (cuyo título, desde ya, es bastante elocuente) está no solo la responsabilidad sino la culpa, la conciencia (o no) de clase, la empatía y la solidaridad. O la falta de ella. En algún punto es, como LOS GLOBOS, una película sobre la compleja relación entre adultos y niños, en la que la responsabilidad por el bienestar de los pequeños es algo que se vuelve imperativo pero de todos modos complicado de manejar.
La actuación contundente de Gala Castiglione será seguramente lo más recordado del film –y con justicia–, pero EL CUIDADO DE LOS OTROS es también una muy sólida y potente película en su minimalista pero intensa construcción narrativa. Gracias a una puesta en escena casi de documental y un montaje preciso y por momentos feroz, González vuelve a demostrar que maneja con mucha solvencia las armas propias y específicas del cine.