El director argentino Mariano González, cuya opera prima Los Globlos (2016) resultó ganadora del Premio Fripresci de la crítica internacional en la 31° edición del Festival de Cine de Mar de Plata, presenta en esta oportunidad su segundo largometraje bautizado El Cuidado de los Otros, una historia mínima acerca de los peligros del azar, la culpa y el miedo hacia aquello que no podemos controlar.
La película sigue de cerca a Luisa (Sofía Gala Castiglione), una joven que reparte sus días entre las tareas que realiza en una fábrica de forma temporal y junto a su pareja Miguel (interpretado por el mismo director) y el cuidado de niños en casas ajenas. El día en que Luisa debe hacerse cargo de cuidar al pequeño Felipe (Jeremías Antún), una simple eventualidad con la cerradura del departamento de la familia lleva a que Luisa se desespere y termine recurriendo a su novio, quien se hace presente en el lugar. Con el problema finalmente resuelto, Miguel se marcha y todo parece haber vuelto a la normalidad. Pero horas más tarde, Felipe comienza a manifestar unos extraños síntomas que llevan a Luisa a dirigirse con urgencia al hospital donde se encuentra trabajando su madre. Todo indica que el niño ha sufrido una intoxicación accidental y las miradas recaen en Luisa y Miguel, quienes ahora deben enfrentar las consecuencias de este infortunio.
Con una duración de apenas 72 minutos, el film que junto con Planta Permanente y Los Sonámbulos son las tres argentinas que participan en la sección de Competencia Internacional, consigue generar una convincente mixtura entre el drama y el suspenso que mantiene en vilo al espectador de principio a fin. No hay duda de que el peso de la historia recae en las interpretaciones, con una Sofía Galaque nuevamente vuelve a entregarnos otra brillante y humana actuación que continúa posicionándola como una de las artistas nacionales más destacadas de los últimos tiempos. A través de planos secuencia continuos, el director invita al público a seguir la desventura de esta protagonista mientras se debate internamente qué es lo que debe hacer con su vida de ahora en más.
Resulta bastante sencillo empatizar con la angustia que vivencia el personaje de Luisa, atormentada por un error tan impredecible como posiblemente letal. Una culpa identificable con la visión patriarcal de las figuras maternales, a quienes desde siempre se les ha exigido una perfección inalcanzable. El vínculo tan cálido y honesto que se genera entre la protagonista y el niño dejan en claro donde radica lo verdaderamente importante. La decisión última de Luisa es también una rebelión hacia aquel ideal de la cuidadora impuesto por la cultura.
El Cuidado de los Otros es una propuesta modesta pero profundamente emotiva, con un buen manejo de climas y un abordaje de la culpa interesante que conduce al espectador hacia el terreno más personal.