Entre la responsabilidad y el peligro
Así como en su opera prima Los globos (ver crítica), el director y actor Mariano González supo amalgamar las coordenadas de un guion sólido, austero en palabras pero lo suficientemente intenso para amoldarse a la atmósfera de angustia de un padre, en El cuidado de los otros lo consigue a partir de la irrupción de Sofía Gala Castiglione en otra de sus grandes actuaciones para cine. Queda en evidencia que saber dirigirla es el plus para que la propia actriz logre, con economía de recursos, transmitir mucho más que lo que la sobreactuación de otras actrices de su edad y no sólo argentinas demuestran en personajes como el que le toca en suerte.
En su segundo opus, a fuerza de planos cerrados y medios, el director -que se reserva un papel secundario esta vez- explota la tensión de un descuido y más teniendo en cuenta que la protagonista es la niñera. Sofía Gala se pone en la piel de Luisa, quien además de trabajar en un taller con resina, en la confección de objetos frágiles, se gana unas changas como niñera. Tener al cuidado hijos ajenos es su principal espacio umbral entre la responsabilidad y el peligro latente de cualquier accidente doméstico.
Eso no tardará en llegar y su derrotero comienza a generarle todo tipo de complicaciones y de esta manera empezar en una procesión interna para, por un lado cargar con la culpa y por otro, reconocer que el estado de bienestar es un anhelo de unos pocos.
El trabajo de montaje para sostener la angustia y la posterior búsqueda estéril de redención es uno de los principales elementos que contribuyen a generar climas en la película de Mariano González, además de planteos que van por encima de las capas superficiales de una bajada de línea; de una idea romántica de lucha de clases y con el foco no distorsionado en el drama humano. Se trata de una película sobre descuidos y miedos primarios, esos que no se visibilizan pero que existen como esos vínculos invisibles.