Brilla Jeff Bridges en una atrapante fábula futurista
En un futuro posapocalíptico, la sociedad encontró un orden borrando la memoria de la gente. Nadie tiene apellido, todos toman una medicación cada mañana y las ocupaciones son dadas a cada persona cuando se gradúa. Hay un solo miembro de esta sociedad que tiene una personalidad propia, y es el dador de recuerdos, que debe tomar un discípulo para entrenarlo y que eventualmente pueda reemplazarlo.
Basada en un libro de Lois Lowry, la premisa de esta película es una variante bastante original de "Un mundo feliz" de Huxley, y la idea tiene un potencial visual que el experimentado Phillip Noyce supo aprovechar muy bien. Es que desde el principio del film, el director juega con los distintos puntos de vista de los personajes, variando de blanco y negro a tonos de color, que es el primer síntoma de que el candidato a ser entrenado por "el dador" tiene la capacidad de funcionar como banco de memoria viviente de esta sociedad. En este sentido, la fotografía de Roos Emery logra imágenes que no sólo son impactantes, sino totalmente diferentes a las de cualquier film futurista.
El conflicto argumental reside en que el dador de recuerdos tiene que ser un personaje funcional a las reglas de la sociedad, mientras que las intenciones del protagonista (un convincente Brenton Thwaites), una vez que entiende todo lo que oculta ese modo de vida, se vuelven directamente en contra de ese orden establecido, decidido a hacer lo necesario para compartir sus recuerdos con el resto de la gente.
Si bien puede resultar un tanto ingenua, esta fábula futurista atrapa, además de las imágenes, por las excelentes actuaciones, empezando por la de Jeff Bridges (también productor) como el personaje del título. Bridges hace un trabajo formidable, que justifica por sí solo la película. En cambio Meryl Streep necesariamente luce más apagada dada la naturaleza inexpresiva de su personaje: la líder de esa comunidad donde las emociones no existen. En realidad, hasta el último papel de reparto está bien actuado, y Noyce, un director casi siempre especializado en thrillers, le dio especial importancia al elenco ya que, salvo algunas escenas sobre la fuga del protagonista intentando liberar los recuerdos, éste en un film de ideas y no de acción. Ningún fan del género debe perdérselo.