Tras perder a uno de los gemelos que esperaba en el parto, una madre primeriza es internada con un diagnóstico de depresión posparto. Teniendo en sus brazos al pequeño recién nacido sobreviviente es trasladada a un hospital donde, entre misteriosos individuos, comenzará a sospechar que lo que creía una condición clínica tras el trauma no es más que una herramienta para su supervivencia y la de su pequeño hijo, ya que está convencida de que un demonio no parará hasta arrebatarle a su bebé para poseerlo.
Sombras amenazantes, gritos nocturnos y misterioso ruidos comenzarán a rondar a la mujer, hasta caer en un final inesperado. Todo parece envolverla en su ansia por salvar a su hijo recién nacido, pero nada es posible ya que el miedo la va consumiendo lentamente.
El director Brandon Christensen, experto en este tipo de relatos, logró con ese material construir un thriller pleno de suspenso y de intriga en el que lo real y lo imaginario se combinarán a la perfección pera ilustrar este entramado que ofrece un nivel de extrema tensión.
A la muy buena labor de Christie Burke como la joven madre se suma una excelente fotografía y una música que otorga el exacto clima a esta muestra del cine de terror que, sin duda, dejará más que satisfechos a los seguidores del género.