LA MANO QUE MECE LA CUNA
"Hubieras cerrado las piernas".
Uno podría creer que en materia de terror está todo dicho, escrito y filmado, pero por suerte siempre viene alguien a sumar su granito de sustos. “El Demonio Quiere a tu Hijo” (Still/Born, 2018) tiene unas cuantas fallas argumentales, pero logra crear buenos climas y esa incertidumbre incómoda de no saber, con certeza, si lo que estamos viendo se trata de algo estrictamente sobrenatural.
El ignoto Brandon Christensen debuta en la pantalla grande dirigiendo y coescribiendo esta historia que nos mete de lleno en la vida de Mary (Christie Burke), madre primeriza que da a luz a gemelos, pero lamentablemente, uno de los bebés no sobrevive al parto. La chica y su esposo Jack (Jesse Moss) se mudan a barrio coqueto y tratan de seguir adelante con su vida disfrutando de la dicha del pequeño Adam.
Todo es amor y felicidad mientras mamá se queda en casa a cuidar al bebé y papá debe volver al trabajo porque las cuentas, y este nuevo hogar, no se pagan solos. Al principio todo bien, más allá de que el dolor por la pérdida del gemelo sigue flotando en el aire. Mary intenta acomodarse al ritmo del pequeñín, hacer alguna que otra amiga en la cuadra, y sobrellevar los cambios, aunque se le hace un poco difícil.
Entre el cansancio y el tiempo que pasa sola en la casa con el bebé, Mary empieza a imaginar cosas y sentir que su hijo corre peligro; para muchos que la rodean, síntomas de estrés post parto, lo que la lleva a acudir a un especialista (un Michael Ironside que NO hace de malo). La medicación no hace mucha diferencia y los hechos extraños se empiezan a suceder a su alrededor. Mary llega a la conclusión de que hay “algo” en la casa que quiere apoderarse de Adam, algún tipo de ente sobrenatural que no piensa detenerse ante nada.
Lo bueno de Christensen es que toma nota del terror más clásico como “El Bebé de Rosemary” (Rosemary's Baby, 1968), “El Exorcista” (The Exorcist, 1973) y “La Profecía” (The Omen, 1976), pero deja flotando en el aire la duda constante de si se trata verdaderamente de un ente demoníaco o la atrofiada psique de la protagonista.
“El Demonio Quiere a tu Hijo” flota alrededor de esta incógnita hasta el mismísimo final y atrapa con ese suspenso tan simple, lo que suma puntos para una trama que, lamentablemente, se va desbalanceando a medida que crece la locura de Mary. La exageración del personaje, la estupidez de los que la rodean, los lugares comunes y la “inverosimilitud” de ciertos momentos rompen el clima que crea el realizador en la primera parte de la película.
Acá no se trata de casa ni artefactos embrujados, nunca sabemos de dónde viene este demonio, ni por qué se metió con esta joven familia. Y esa incertidumbre ayuda a la atmósfera del film, que echa mano de cada uno de sus recursos, escasos (sobre todo, económicamente), pero bien utilizados.
A Burke le calza perfecto lo de madre estresada que ama a su bebé, aunque las pocas horas de sueño empiecen a hacer estragos en su persona pero, al final, le gana la exageración y algunas actitudes que, hasta ahora, no entendemos demasiado. Igual, es la gran protagonista, junto con el pequeñito (en este caso, pequeñita) de turno. El resto es un decorado que poco aporta, más allá de convertirse en plot devices para generar más drama o confusión, en la ya desbalanceada emocionalidad de la protagonista.
“El Demonio Quiere a tu Hijo” no carece de jump scraes y algunos momentitos gore bien acomodados. Nos engaña pensando que va a ser una montaña rusa llena de tensión y algún que otro giro, y a pesar de que mantiene sus climas hasta último momento, se va tropezando por el camino con una trama demasiado estirada, personajes y situaciones forzadas y cierta incoherencia que borra el interés de un plumazo.
Es como si Christensen hubiera realizado dos películas en una: la primera con una atmósfera cuidada, un argumento bien claro y una protagonista que le pone onda. Con una buena banda sonora y una fotografía que ayuda, aunque tenga un par de tomas extrañas, siempre poniendo como eje central la bonita (y medio terrorífica) casa de la pareja y el cuarto de ese bebé convertido en víctima. La otra es un tanto más desprolija, apresurada, incoherente y exagerada. Todo lo malo que le podemos achacar al terror, sobre todo, después de tantos exponentes berretas.
“El Demonio Quiere a tu Hijo” tiene muy buenas intenciones y, en su mayoría, queda muy bien parada. Nos entrega una historia llena de suspenso y sobresaltos con ese airecito a clásico del terror que, de a ratos, se mezcla con los recursos “tecnológicos” del bien/mal usado found footage. Es llevadera, aunque le sobren minutos, y aunque un tanto predecible por momentos, se destaca por su atmósfera de misterio que prevalece hasta que empiezan a correr los títulos finales. Eso sí, te saca un poco las ganas de convertirte en madre.
LO MEJOR:
- Que pone en juego nuestros nervios…
- … Y nuestras dudas.
- A pesar de sus fallas, cumple el cometido.
LO PEOR:
- Viene bien, hasta que desbarranca un poco.
- Cuanto personaje cliché y medio al pedo, ¿no?