Como ya dijimos hasta el cansancio, el género necesita mucha producción porque tiene llegada en todo el mundo. Cintas de presupuesto modesto son distribuidas como pan caliente en todo el mundo, pero la mayoría con un denominador común: poca originalidad.
Sólo un puñado de títulos, escaso, sobrepasan esta línea y se posicionan como potentes exponentes. Hay algunas sagas que se repiten ("Saw", "Insidious" y las versiones que se suceden de "Leatherface", por ejemplo) y en ese escenario cada vez que llega un jueves con novedades, nos preguntamos: ¿esta vez llegará un exponente relevante?
Cómo este es un espacio de reflexión sobre cine, debemos decirles que "Still born", a pesar de estar precedida por aceptables reseñas en el Primer Mundo, no nos parece un ejercicio exitoso. Es una película fría, con problemas en el guión, que no logra sostener la atención del público ni crear atmósfera a lo largo de todo su metraje.
Brandon Christensen, debuta en la dirección con una propuesta más bien clásica, donde tenemos una pareja que vive un evento trágico (aunque no conozcamos en profundidad esta situación), en el cual pierden un hijo, y luego el desarrollo de un episodio de posesión y acoso espiritual, que sucede en una casa, y no es nada distinto a otros casos del género.
Incluso aquí, hay elementos que se replican de films como "Paranormal Activity", en algún tramo.
Mary (Christie Burke) y Jack (Jesse Moss) son la pareja que atraviesa ese momento. Ella parece ir lentamente hacia un cuadro de depresión post-parto, cuando comienza a percibir cosas que la intranquilizan (y hay una breve actuación del legendario Michael Ironside aquí) y él, viaja por trabajo seguido, sin explicar demasiado porqué o qué lo desconecta de su esposa.
Son una pareja joven y primeriza, pero no se nota que haya pasión ni conexión entre ellos. Su interacción pareciera abrir el espacio para traer los problemas de la pareja. Pero no. O eso creemos entender.
De a ratos, "El demonio quiere a tu hijo", se vuelve glacial. Hay mucho blanco en las paredes, escaso movimiento y una iluminación que ayuda poco. El uso del tiempo en el relato también ofrece dificultades, sucede poco. Hay muchos tiempos en los cuales sólo contemplamos la rutina de una mamá con su recién nacida.
Tenemos una vecina a la que no sabemos si creerle en su preocupación o no... y no hay ni personal de limpieza permanente en la casa. Nadie ayuda.
Lentamente seremos testigo de apariciones y señales sospechosas de que algo sucederá con el hijo que le queda a la pareja, y parece, no ser bueno de ninguna manera.
Burke es de lo más rescatable del film, porque lleva todo el peso del relato. Para bien o para mal. Tenemos jump-scares, por supuesto, rubros técnicos solventes, aceptable banda de sonido. Pero la más pronunciada dificultad, está dada por el guión.
Parece haberse preocupado por lo estético y el conflicto de la protagonista, que por lo que la trama intenta establecer, para todo ese universo. Es así que "Still born" en su última media hora ofrece desconcierto y velocidad, buscando cerrar ideas que no han sido siquiera, abiertas antes...
En definitiva, a pesar de su look elegante y sus primeros intrigantes minutos, el resultado dista de lo esperado a priori. No hay problema. Otra vez será.