Suspenso, horror y destreza narrativa
Llega una secuela con terror británico
Hace cinco años se estrenó El descenso , un muy logrado exponente del cine de terror británico sobre unas jóvenes amigas que se sumergían en unas cuevas de los Apalaches, hasta entonces inexploradas, en las que resultaban presas fáciles de los crawlers, una raza de cazadores subhumanos -ciegos pero ávidos de alimento- que habitaban en las profundidades.
El éxito comercial y crítico de aquel film del cotizado guionista y director Neil Marshal fue inmediato (incluso en la Argentina) y, por eso, no extrañó que se concretara esta secuela que, si bien cambió de realizador (es el debut tras las cámaras del reconocido montajista Jon Harris) y de autores, mantiene con nobleza buena parte de los hallazgos de la historia original.
Ambientada en el mismo lugar y pocas horas después del primer film, El descenso 2 arranca cuando Sarah Carter (Shauna Macdonald) aparece golpeada, ensangrentada y sin poder recordar nada de lo sucedido en las cuevas. La policía y los rescatistas no le creen demasiado y a las pocas horas la obligan a que los acompañe al mismo lugar para buscar a sus compañeras desaparecidas. Una vez que bajan por el ascensor de una vieja mina del lugar comienza otra tensa, sangrienta, claustrofóbica odisea sobre la supervivencia del más apto en un submundo lleno de peligros naturales (desprendimientos de rocas, zonas inundadas) y de despiadadas bestias carnívoras.
La película es bastante lineal -hay algunos breves flashbacks que recuerdan los traumas familiares de la protagonista y un recurso (la aparición de una cámara de video) que permite ver imágenes de las jóvenes perdidas-, pero los guionistas tienen reservadas un par de sorpresas para su segunda mitad y ofrecen, por supuesto, un festival gore (y hasta escatológico) con situaciones de violencia extrema que aseguran no pocos sustos y que los seguidores del género sabrán apreciar.
Algunos podrán argumentar que El descenso 2 es más de lo mismo, aunque también es cierto que "más de lo mismo" significa en este caso otras buenas dosis de suspenso, de horror y de destreza narrativa (buena utilización del fuera de campo, de las distintas capas de la banda sonora y de la climática música a base de sintetizadores). Es decir, los argumentos que consagraron a la película original y que esta sólida secuela sostiene con bastante dignidad.