Mejor quedarse arriba
Sarah (Shauna MacDonald) ha sobrevivido al infierno bajo tierra. Contra toda expectativa y en un fuerte estado de shock, emerge de las cuevas de los Apalaches que se tragaron a sus compañeras de excursión con la mente en blanco y su estado mental aún más alterado que cuando bajó. En la superficie, un equipo de rescate lleva tres días buscando al contingente de aventureras, y el jefe de la policía local no quiere perderse la única posibilidad de quedar bien con la prensa: apenas Sarah puede tenerse en pie, la saca del hospital y vuelve a meterla en las cuevas de las que apenas escapó con vida.
Por supuesto, a diferencia de "El Descenso" (un tour de force del realizador Neil Marshall, relegado en esta ocasión al rol de productor / consultor) esta secuela profundiza en todo aquello que el cine de terror tiene de cliché en lugar de quedarse con lo novedoso. Las secuencias claustrofóbicas que en aquella ocasión funcionaron dándole al filme el condimento de thriller, son desaprovechadas en su potencial y se vuelven una excusa más para el gore, que (también a diferencia de la primera vez) está presente desde el primer momento.
Asimismo, queda bastante más de relieve la cualidad poco aterradora de los crawlers, las inquietantes criaturas ciegas y voraces que habitan este inframundo. Su presencia es menos atemorizante cuanto más obvia, ya que su mayor ganancia estaba dada por la ominosidad con que sabían ocultarse y no en su aspecto o sus reacciones frente a cámara.
En cuanto al guión, queda claro que es una propuesta mucho más previsible, sin la profundidad que caracterizaba a los personajes en la cinta original, sus historias y motivaciones totalmente fuera de la trama. Aquí el elemento humano (representado por los policías y el equipo de rescate) queda reducido al precepto fundacional del género: todos carne de cañón, con mínimas y obvias excepciones. Y en este caso, el elemento híbrido, disruptivo, representado por Sarah "la que fue y volvió", se limita a cumplir una función específica sin llegar a aportar el elemento de interés que la volviera figura central en la propuesta de Marshall.
Sí, continúan los golpes de efecto visuales y sonoros; sí, hay un elemento fuertemente emotivo que acicatea la supervivencia (la hija de la mujer policía), pero lejos de la calidad psicológica y más cerca del alimento primigenio del morbo. En síntesis, una floja propuesta para sobresaltarse y poco más, dirigida por el responsable de "Eden Lake", una también fallida cinta que se perfilaba rupturista y original aunque resultó decepcionando.