Amor (locura y muerte) a primera vista
Tras participar en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes con No Rest for the Braves/Pas de repos pour les braves (2003) y The King of Escape/Le roi de l'evasion (2009), el siempre provocativo director francés Alain Guiraudie saltó en 2013 a la sección oficial Un Certain Régard (donde fue consagrado como Mejor Director) con una película en varios aspectos perturbadora y extrema, pero de notable factura y múltiples alcances, matices y connotaciones.
Ambientada íntegramente en una playa nudista frecuentada por gays y en los bosques adyacentes donde los habitués se encuentran cada tarde para mantener sexo casual, El desconocido del lago tiene como protagonista a Franck (Pierre Deladonchamps, Premio César al Actor Revelación), un joven que ingresa a ese universo y de inmediato se fascina con Michel (Christophe Paou), fornido nadador que ya tiene pareja. Al poco tiempo, siendo ya casi de noche, ve cómo su objeto del deseo ahoga a su compañero. Al día siguiente, aun sabiendo de los riesgos que corre, Franck inicia un apasionado romance con Michel, mientras la policía descubre el cadáver en el lago y un patético detective inicia la investigación del caso.
El film se excede quizás un poco en las largas escenas de sexo explícito (de esas que incomodan al público "común" y genera en algunos casos el éxodo de la sala de ciertos espectadores), pero en los distintos terrenos es de una solidez encomiable. El largometraje funciona a la vez como melodrama romántico y tragedia griega, como película queer y comedia de enredos, y -sobre todo- como un clásico policial hollywoodense con una precisa construcción del suspenso, la intriga y los misterios, amplificada por el uso de locaciones en plena naturaleza. También, por supuesto, funciona como una incisiva mirada a los vericuetos del amor, la pasión, el placer, los celos y la obsesión (muchas veces lindante incluso con lo patológico).
Una película que -es cierto- desafía e inquieta, un relato que construye un universo propio, con un tono y unos climas que no se parecen en nada al cine pasteurizado, superficial, previsible que tanto abunda en estos tiempos. Una de las gratas sorpresas de la producción francesa reciente. Un estreno... milagroso.