Sexo sin tapujos
Si hay algo que tiene la película francesa de Alain Guiraudie es que no da vueltas para mostrar la sexualidad. Algunos dirán que es provocativa y otros que sus escenas fuertes son gratuitas.
El desconocido del lago juega con el sexo explícito sin rodeos (prejuiciosos abstenerse) y gira en torno a hombres que se reúnen a orillas de un lago de aguas turquesas de alguna región francesa para mantener encuentros sexuales ocasionales y pasar el día en ese lugar que, hasta la mitad de la película, parece paradisíaco.
La acción va de la playa, visitada por hombres desnudos, hasta el enmarañado bosque que rodea el espejo de agua, donde los bañistas dan rienda suelta a sus deseos y sexualidad. Franck (Pierre Deladonchamps) es un joven que llega al lugar y mantiene conversaciones con Henri (Patrick d'Assumçao), un hombre maduro y solitario que concurre todos los días, aprovechando sus vacaciones. Sus encuentros quedan en palabras -pocas- hasta que en el camino de Franck se cruza Michel (Christophe Paou), un adonis con un costado oscuro y peligroso. El espectador descubrirá el por qué.
El realizador logra un retrato naturalista, en el que el marco escenográfico cobra importancia como un personaje más dentro de la historia, y donde el sexo se vive sin culpas y con total libertad. Si bien resulta errático en su primer tramo, luego aparecen las aristas policiales cuando alguien se ahoga y llega un inspector para interrogar a sus visitantes. Ahí el film atrapa y seduce más que con sus tomas reiterativas de autos que llegan a la playa y de escenas que incluyen sexo oral, eyaculaciones, besos y masturbaciones.
Un personaje "atrapado" por otro que lo "enreda" y que los encamina hacia la tragedia es uno de los recursos de esta película que explora un vínculo fuerte y sin límites. El estreno formó parte de la programación del reciente ciclo Les Avant Premieres.