LA FANTASÍA DE SER REINA
Si hay algo que se ha destacado de los hermanos Wachowski a lo largo de todos estos años, cinematográficamente hablando, es su capacidad para fantasear mundos paralelos al que habitamos los humanos. Ya jugaron con el tiempo en una ocasión, metieron a un tipo adentro de una computadora y llevaron las aventuras de ‘Meteoro’ a un terreno futurista.
Para esta ocasión, los realizadores nacidos en Chicago presentan un universo eterno, en el cual la Tierra es apenas una franquicia germinada por los amos de unas galaxias lejanas. En estos planetas superiormente desarrollados, habitan humanos y criaturas peligrosas que han descifrado la forma de alterar los genes para vivir todo el tiempo que quieran despreocupados de su salud.
La idea en sí resulta interesante, pero el encuentro entre el mundo real y este nuevo es inverosímil. Si alguno vio “Interestelar”, probablemente llore. La existencia de este universo paralelo intenta ser raramente justificada a través de un argumento que mezcla tanto a la genética como a la astrología, que ni la protagonista logra entender. De esta manera, el relato se estanca en sí mismo y se resuelve de forma muy lineal. Lo que tenga que pasar, va a pasar.
La que paga estos pequeños platos rotos es la hermosa Mila Kunis, que a pesar de tener un papel que no le sienta muy bien, tampoco se las ingenia para deslumbrar en pantalla. A la novia de Ashton Kutcher le falta majestuosidad para componer a Jupiter Jones, una mujer de clase media que limpia baños y necesita mucho dinero para llevar una vida más tranquila.
La trama estalla cuando repentinamente unos extraterrestres con poderes sobrenaturales quieren matar a la chica y Caine (Channing Tatum), un ex militar genéticamente modificado, la salva, no por amor, sino porque su muerte podría traer un tremendo caos en todo el universo. Al forzudo de Tatum le toca hacer de ‘pollera’ y si bien suena poco convincente a la hora de hablar, él es el héroe que hace todo por su dama sumergiéndose así en las dosis fuertes de acción, basadas en las persecuciones y batallas que tiene el film.
El mejor del reparto es sin dudas Eddie Redmayne. El pecoso actor, que actualmente se destaca por haber encarnado a Stephen Hawking en “La teoría del todo”, sabe muy bien cómo utilizar sus manos, cómo tiene que hablar, cómo pararse y hasta a qué velocidad mover su cuerpo. La tiene clara.
En síntesis, la película nos presenta a una mosquita indefensa que, perdida en un mundo intergaláctico, no entiende por qué quieren matarla. Sucede que cuando una nueva película de los Wachowsky está por estrenarse, uno espera algo mucho más completo por parte de semejantes mentes.
De todas maneras, “El destino de Júpiter” derrapa acción, tiene un arte futurista excelente en lo visual y conserva un trasfondo curioso. Quizás las niñas deberían pensar dos veces antes de desear ser reinas de todo el universo.