La influencia y el estilo que los hermanos Lana y Andy Wachowski han dejado en el cine de ciencia ficción y aventuras es innegable. Muchos films a partir de su obra maestra Matrix han tomado elementos de su particular estilo visual para narrar historias.Recargado, luminoso y por momentos hasta barroco su impronta es tan identificable como única. Sus propuestas generan tanto odio como veneración, pero pocas veces indiferencia.
El destino de Júpiter responde a todas las características del cine de esta factoría: visualmente impactante, frenético y por momentos desordenado en el relato. Júpiter Jones (Mila Kunis) es hija de un astrónomo inglés y una mujer rusa. Su vida se vió signada por la desgracia al perder a su padre antes de haber nacido y tener así que trabajar desde muy pequeña para ayudar a su familia. Júpiter es cualquier cosa menos única, o al menos así se siente cuando su despertador la invita a levantarse antes del amanecer para dirigirse a su trabajo: personal de limpieza.
Hasta que un día su vida se modifica al cruzarse en su camino el joven Caine ( Channing Tatum) un joven cazador que trata de mostrarle que existe un universo donde ella realmente es una reina, pero donde también su vida corre peligro.
A partir de entonces el relato se convertirá en una incesante montaña rusa donde el despliegue visual será tan intenso como notorios los baches narrativos del guión.Las influencias de ambos hermanos son más que notorias en todo el film y es así como sentimos el espiritú de Star Wars flotar sobre nosotros, como así también muchos guiños a la filmografía de Terri Gilliam. En este caso los futuros distópicos no encuentran su sede en la tierra, como en Brazil y The Zero Theorem, sino en este nuevo planeta que nuestra heroína comienza a conocer.
La identidad genética es la que marca su caracter de heredera real.Pero hay algo que trasciende los universos : donde hay vocación al trono, hay intrigas palaciegas y es así como esta subtrama comienza a desplegarse.
El destino de Jupiter es artificio visual extremo, una ópera galáctica que se apoya en el tridente compuesto por las interpretaciones de Mila Kunis, Channing Tatum y Sean Bean.Diversión pochoclera asegurada, un placer culpable que sin lugar a dudas debe disfrutarse en la gran pantalla.