Mediocre Cenicienta del espacio sideral.
La humanidad es sólo ganado para fabricar un néctar rejuvenecedor indispensable para el estilo de vida de la aristocracia monárquica extraterrestre, pero el balance entre nobles alienígenas y plebeyos terrícolas se altera cuando una humilde mucama que limpia baños en Chicago es reconocida como heredera del trono galáctico.
El planteo tipo Cenicienta del espacio sideral en un principio parece estar pensado para funcionar como algunos excelentes films fantásticos de los 80 al estilo de "El último guerrero espacial" de Nick Castle, presentando un patético personaje terrícola que de buenas a primeras revela un espíritu especial destinado a salvar el universo. Esta fórmula solía permitir que una película que empezaba describiendo un ambiente exageradamente simple explote en los más delirantes delirios cósmicos permitidos por presupuestos más bien moderados, sin que este detalle de producción conspire de manera esencial contra una buena historia o imágenes y efectos realizados con creatividad.
Por eso, sabiendo que "El destino de Júpiter", la nueva película de los hermanos Wachowski, famosos por la saga de "Matrix", dispuso de un budget de casi 200 millones de dólares, la previsible explosión cósmica debería superar todo lo conocido.
Y no es que esto no se cumpla a lo largo de las más de dos horas de metraje. Lo malo es que el pésimo guión se ocupa de interrumpir casi cada escena atractiva, al menos en términos visuales, con algunos de las más torpes y estáticas escenas de diálogos que hayan mancillado el género de las aventuras siderales.
No sólo eso; además, cualquier serial de "Flash Gordon" o "Buck Rogers" hacía un esfuerzo superior para darle alguna coherencia a las tramas malvadas de los villanos cósmicos, o incluso intentaban ubicar en qué planeta o galaxia sucedían los distintos eventos de la más elemental space opera. Los Wachowski no sólo interrumpen de manera horriblemente anticlimática cualquier escena potable de acción fantástica algunas rodadas de manera formidable a nivel efectos especiales y relieves de 3D digital-, sino que no se preocupan por el mínimo rigor a la hora de plasmar sus intrigas palaciegas interestelares en las que personajes que a veces parecen salidos de "Duna" hacen y deshacen alianzas contra la posible reina del espacio.
La mediana actuación de Mila Kunis no ayuda mucho, y Channing Tatum, protector mutante de la protagonista hace lo que puede con sus diálogos imposibles. La ausencia de un elenco con actores de reparto atractivos ayuda mucho menos, sobre todo cuando sí aparece alguien más interesante, por ejemplo Terry Gilliam, el tono del film se altera totalmente para esbozar un obvio y larguísimo homenaje a "Brazil".
Las escasas escenas de acción cósmica bien desarrolladas en todo su formidable potencial salvan del desastre al conjunto, que por momentos se desbarranca a chistes sin gracias sobre el cine clase B, incluyendo un lagarto parlante muy similar al involuntariamente chistoso personaje de una de las películas que Roger Corman filmó en la Argentina junto a Aries, "The Warrior and te sorcereress", remake de "Yojimbo" de Kurosawa, protagonizada por David Carradine. mucho mejor que este híbrido multimillonario.