Cuando dos personas se juntan a conversar, digamos en un café, es sabido que hay temas difíciles de tratar o de aquellos que mucha gente propone dejar de lado al realizar una reunión familiar para que la velada sea placentera. Temas como política, religión…uno puede escaparles, discernir, estar o no de acuerdo, inferir, criticar, volcar la propia opinión según sus vivencias, creencias, con menor o mayor razón, callar, asentir y el mirar hacia otro lado, no sirven más que para terminar de dar la razón a la otra postura.
Ahora, hay gente que al ocurrir un suceso como el que destaco, deciden tomar otra postura, levantarse de su asiento, postura erguida y retirarse. No por cobardía sino como un rechazo a los planteos que pueden estar realizándose.
Al momento de estar viendo El Día del Juicio Final, algo por el estilo pasó por mi comportamiento. Sentía que la butaca se había convertido en una cama de fakir, me dolían las rodillas, miraba hacia otro lado que no sea el de la pantalla con desprecio, creo no haber sido el único, he visto a otros hacer lo mismo.
“Impensable”, como sería el título original en inglés, es escribir un guión tan vehemente, que actores de la talla o ya podríamos considerar caducos como Samuel L.Jackson o Carrie-Anne Moss o el excelente entrevistador Frost al que habría puesto en escena Michael Sheen. ¿Cómo puede ser que hayan aceptado participar de tan inescruputoso film?.
El Día…fue vendida como “el film que no quieren ver dejar ver Estados Unidos”. El film trata sobre el posible caso que una personas, aquí un retirado de las fuerzas, Steven (Michael Sheen), norteamericano y profesante de religión islámica, decide colocar tres bombas nucleares en tres ciudades “x” de Estados Unidos y no desactivarlas si sus requerimientos no son cumplidos en determinado plazo.
Steven quiere ser vendido como un Hannibal Lecter después del 9/11, encerrado en una celda con interrogatorios un tal “H” (Samuel L.Jackson), un verdugo a quien el Estado llama sólo en casos de urgencia extrema como este, el hombre que gracias a sus métodos de tortura siempre ha logrado extraer lo que se proponía de sus víctimas. La agente Helen (Carrie-Anne Moss) no se más que un calquito de Clarice Starling. Algo indica que se ha tomado el guión del afamado film clase B ganador de cuantiosos premios, El Silencio de los Inocentes, conjunto a una idea frente a los sucesos de terrorismo de estado contemporáneos y plasmar ambos.
El resultado, en gran parte por las decisiones del director Gregor Jordan, equívocas como el mostrar miembros amputados en escena cuando la temática ronda principalmente por un cuestionamiento ético y moral, es determinante.
El Día del Juicio Final es de esos films que como los temas que planteábamos antes, deben hablarse, deben debatirse, en una fiesta, una reunión, donde sea, pero el mayor logro de ese debate sería “la forma”, aquella que éste film estuvo ausente y lamentablemente causaron en mí todas las ganas de levantarme e irme.
Fuera de los cines, la realidad se asemejaba a lo visto en pantalla, cuestionamientos (pacificar o reprimir) sobre asentamientos ilegales. El discernir, tomar una postura, a veces no tan simple, con intereses de más de un partido político, gobierno nacional o de la ciudad de turno, políticos que pelean y se contradicen como niños. La urgencia en actuar para luego no tener que remediar, cuatro muertes reales hasta el día.
En fin, a veces vemos en pantalla cosas “Impensables”, de aquellas que al retirarnos de la sala a los minutos olvidamos y descreemos que puedan ocurrir, la realidad al final se asemeja a lo “impensable”.
Lindo sería vivir en un lugar y momento donde estan cosas no ocurran mas, las torturas, la discriminación, la utilización de la pobreza con fines políticos, la ausencia de planes de vivienda. Ojalá algun día podamos salir de una sala y ver una peli como Cuando Harry Conoció A Sally… y las preocupaciones no sean otras que conseguir un buen helado en un día de calor como el de hoy.