Perdidos en la escuela
La historia transcurre en el año 1987, en un colegio católico. Una estricta profesora de catequesis aparece muerta en la biblioteca, y las autoridades eclesiásticas contratan a un detective privado llamado Morgan (Gonzalo Urtizberea), ya que no creen que la muerte haya sido natural.
Al principio la actividad del investigador es un poco complicada, ya que las autoridades del colegio se muestran un tanto reticentes a colaborar, pero una maestra de plástica le muestra al detective los dibujos de una de sus alumnas, Ariadna (Lara González Cardoso), convencida de que en ellos la niña anticipó la muerte de la maestra; ya que en otras ocasiones también había dibujado algunos hechos oscuros que luego sucedieron. Al principio, Morgan no toma en serio las palabras de la docente, quien esta convencida de que algo raro pasa con esa nena, pero ocurren otros hechos de índole sobrenatural que llevan al detective a seguir investigando, para así descartar las teorías esotéricas por otras más racionales.
El planteo inicial de la historia, acompañado por una muy detallada y realista reconstrucción de la época, hacen interesantes los primeros minutos del relato que luego, como si no fuera suficiente ir y venir entre el policial y lo sobrenatural, agrega al guión giros y elementos de todo tipo, que no hacen mas que despistar y aburrir al espectador.
La investigación policial nos hace sospechar de cualquier cosa: encubrimientos eclesiásticos, robos comunes y corrientes, celos, fuerzas sobrenaturales. Como si todo eso fuera poco, y a último momento, aparecen como telón de fondo las leyes de obediencia debida y punto final, sumadas a personajes que han estado en un centro clandestino de detención. Todo esto a para darle un giro a la historia que termina por no ser absolutamente nada más que un pastiche entre policial negro, sobrenatural y drama de profundo contenido histórico.
Gonzalo Urtizberea y Mario Vedoya realizan muy buenas actuaciones, dentro de lo que el guión les permite. Finalmente son dos extraños y bizarros personajes los más interesantes de la historia: un monaguillo y un kiosquero gay, que en sus extrañas apariciones convierten por minutos a la película en una comedia absurda, para agregar otro género més, como si hiciera falta.