Una madre se ocupa y preocupa por sus hijos. Pero una madre judía también se desvive por ellos con total abnegación, a tal punto de controlarlos, agobiarlos, generarles culpa y sufrir por ellos. Es la típica idishe mame.
Sobre este estereotipo está construida la película, en tono de comedia, protagonizada por Dina (Betiana Blum). Ella encarna el prototipo clásico contado a lo largo de la historia humana. Pero, en esta ocasión es llevada al extremo máximo para que provoque risa, alguna reflexión y compadecimiento con los tres hijos. Ellos no la soportan y hace años que se fueron a vivir a otros países, lo más lejos posible, siendo y haciendo lo que quisieron ser y no les permitían.
Roxana (Soledad García), David (Alan Sabbagh) y Diego/Dolores (Lucas Ferraro) son los hijos o víctimas de la personalidad de Dina. Para ella, los chicos son perfectos y exitosos, los llama todos los días vía Skype, desea que vengan a visitarla, pero no lo logra. Tampoco Dina puede ir, porque teme, o, mejor dicho, le tiene pánico a viajar en avión. Ese inconveniente intenta solucionarlo de una manera poco ortodoxa y macabra a la vez, hacerse pasar por muerta.
Néstor Sánchez Sotelo dirige a un multiestelar elenco de comediantes, donde se encuentran las amigas de Dina, su hermana, un pretendiente y la mucama. Todos aceptan el plan siniestro y delirante de la protagonista. Ella no es querible, pero si insistente. Tiene un gran poder de convencimiento y el único modo de decirle que no, es escaparse como hicieron sus hijos. O, más bien, esconderse de la mirada inquisidora para poder ser ellos mismos, sin darle explicaciones.
El film tiene mucho ritmo. En cada escena sucede algo que justifica a la anterior, musicalizada con canciones tradicionales judaicas. Diana exagera en todo, sus ideas, padecimientos, gestos ampulosos, etc., un papel que le calza justo a Betiana Blum.
En lo que desentona el relato es justamente en el tono, falta la chispa necesaria para provocar carcajadas. Tiende a ser una clásica comedia costumbrista argentina realizada fuera de época, por lo que resulta anticuada en estos tiempos, lamentablemente.