El Dictador es comedia con distintos niveles de humor. Por un lado tiene chistes y situaciones que harán reir a cualquiera, pero otros tantos que exigen cierto nivel de conocimiento de la política mundial.
Sacha Baron Cohen nuevamente vuelve con su humor racista de la mano de un personaje políticamente incorrecto. Quienes hayan visto Borat ya tuvieron su gran dosis de esto.
Acá a diferencia de Borat se hizo un humor un poco más amplio, aunque igual se cae en situaciones algo incómodos, que de cierta manera uno espera.
La película tiene momentos pavotes, pero otros con una gran elaboración.
Es una película redonda que logra con creces su propósito y que encima lo hace en poco menos de 90 minutos. Es para reirse sin culpa.