El hermano bobo de Borat
Lamento no coincidir con muchos colegas, pero "El Dictador" me supo más a la fallida "Bruno" que a esa gran comedia ácida y original que fue "Borat". No hay dudas de la capacidad de Sacha Baron Cohen para la comedia, de hecho creo que es el exponente más auténtico y relevante de los últimos años, pero esta nueva entrega de humor políticamente incorrecto no le llega ni a las rodillas a lo que fueron en su momento las andanzas del conductor de TV kazajo llamado Borat. Lo bueno de esa 1ra colaboración entre Baron Cohen y el director Larry Charles era el despreocupado uso de la discriminación, la violencia de género, la religión y demás temas tabú para hacer humor ácido y crítico hacia la sociedad que componemos entre todos, seamos negros, blancos, musulmanes, cristianos, ateos, etc., pero no debemos olvidar que otro golazo de ese proyecto fue presentar el film con un formato de tipo documental, donde muchas de las situaciones parecían no estar esayadas y ser parte de la locura que sembraba el personaje, lo que le dio ese sello realmente bizarro y original. Con esta 3ra colaboración (la 2da fue "Bruno") se deja de lado el formato "documental" y se la filma como cualquier comedia default que podemos ver año tras año en la gran pantalla, siguiendo el perfil humorístico de Baron Cohen pero añadiéndole gags demasiado forzados y predecibles, seguramente introducidos por el aparato comercial de los estudios que producen la peli. Hay diálogos que son muy acartonados, algunos chistes muy pavos como el tema de las ejecuciones, el interrogatorio con John C. Reilly, los insultos del ministro chino y el desenlace es bastante pobre también. Tiene algunos buenos momentos que la colocaría por encima de "Bruno" pero se queda en el camino entregando una historia bastante mediocre. En el cine el efecto contagio es palpable, la risa se propaga rápidamente, pero si nos abstraemos un poco y pensamos si realmente es divertido lo que está sucediendo en pantalla nos daremos cuenta que hay mucho chiste fácil y no tanto ingenio en la construcción del humor.
Sólo para aquellos que están buscando desconectarse un poco de la rutina diaria y tienen la carcajada dispuesta a dejarse seducir por algunos chistes viejos y de poca elaboración.