Como en “Borat” y “Brüno”, Sacha Baron Cohen se especializó en mostrar lo peor de la sociedad. En “El dictador”, además, subraya lo político de su discurso. Puede agradar o se lo puede aborrecer, pero no se puede negar lo arriesgado de su apuesta. Aladeen es el dictador de un país ficticio llamado Wadiya que llega a Nueva York para dar explicaciones sobre su plan nuclear. Aladeen es racista, escatológico, pedófilo, antisemita y misógino, pero sobre todo es profundamente antidemocrático. Una verdadera obscenidad que no oculta su naturaleza y a través de la cual Baron Cohen, con saludable desparpajo y humor corrosivo, revela el otro lado del espejo, lo más impresentable de la humanidad. Sugerencia: esperar los créditos finales. Esos minutos son una dosis concentrada de todo lo anterior.