BIEN DICHO
“¿Qué está diciendo, papá?”, pregunta una de las hijas del Rey George VI mientras ve la proyección de uno de los discursos de Adolf Hitler. “No lo sé, pero lo dice muy bien”, responde su alteza real con una expresión de temor pero, al mismo tiempo, de admiración. Esta es una de las tantas magníficas escenas de EL DISCURSO DEL REY (THE KING’S SPEECH, 2010), el nuevo film de Tom Hooper (THE DAMNED UNITED) que en la más reciente entrega de los Premios de la Academia se hizo acreedor de doce nominaciones y cuatro Oscars ganados. El primero de estos lo recibió por su inteligente guión que, con diálogos tan eficaces y bien pensados como el del principio, construye una historia simple pero solida, fresca y muy entretenida. Sus personajes son complejos y sentimos empatía por ellos al instante. Y a diferencia de otros films históricos, la narración no se distrae en los hechos que acontecieron a la época - las referencias a la Segunda Guerra Mundial son muy pocas -. Podría seguir hablando de las cualidades de su guión por varios párrafos más, pero no quiero aburrirlos. Por eso diré que, si por algo eligieron a este como el Mejor Guión Original del año pasado, fue por el hecho de que EL DISCURSO DEL REY no busca contar la vida de un monarca tartamudo, sino la entrañable historia sobre la amistad entre dos hombres. Y adivinen qué... La cuenta muy bien.
Uno de esos hombres es el Rey George VI, interpretado por Colin Firth. Por su actuación, la película recibió su segundo Oscar. Y no fue sorpresa ya que Firth dejó de ser el secundario de films como EL DIARIO DE BRIDGET JONES (2001), MAMMA MIA! (2008) o EL RETRATO DE DORIAN GRAY (2009), para entregar una impecable y muy creíble actuación, capaz de inspirarnos, alegrarnos o entristecernos el día de acuerdo a la escena en la que aparezca. Su tartamudeo, su mal humor, sus temores, su pasado, su incomodidad, su valor. Todo converge en esta interpretación que consagra a Firth como uno de los grandes actores de la nueva generación. Pero no está solo. Junto a él aparecen en pantalla Helena Bonham Carter (como su mujer, la Reina Elizabeth) y Geoffrey Rush (como su terapeuta del habla, el excéntrico y culto Lionel Logue). Aunque está muy lejos de los papeles que acostumbra interpretar, ella se desenvuelve con comodidad y mucho talento, y demuestra que no hay personaje que no pueda interpretar. Él, por su parte, es la media naranja de Firth. Juntos dan cátedra de actuación y las escenas que comparten (muchas, por suerte) son las mejores de EL DISCURSO DEL REY. Desde su primer incomodo encuentro, pasando por las muchas sesiones - una más divertida e ingeniosa que otra -, por el asombroso y dramático diálogo sobre la infancia del Rey, por la escena en la Abadía de Westminster - “¿Que está haciendo?¡Levántese! ¡No puede sentarse ahí! ¡LEVÁNTESE!”, “¿Por que no? Es una silla". Aun me estoy riendo -, hasta la secuencia final que le da el título al film. La amistad entre “Bertie” y “Lionel” está tan bien trabajada que se siente real todo el tiempo - Okey, está basada en una amistad real, pero podrían haberla pifiado -. Esta va surgiendo de a poco, con naturalidad y mucha química, y ayuda a fortalecer una película que ya es brillante de por sí.
Hay otros personajes y otra trama dentro del guión, pero la dupla acapara toda la atención. No es algo negativo ya que, como dije antes, Firth y Rush son geniales juntos. Pero esto a veces provoca que uno pierda interés en la historia de la familia real y del heredero al trono. También, y aunque no logran tan buenas interpretaciones, esto causa que actores de la talla de Guy Pearce (Rey Edward VIII), Michael Gambon (Rey George V) o Timothy Spall (Winston Churchill) sean desaprovechados. Aun así, la narración hace su mejor esfuerzo para equilibrarse y lo recién mencionado pasará, para muchos, desapercibido.
Ya sea por sus bellos vestuarios, diseño artístico o decorados; por la fotografía o esas neblinosas calles de Londres que la hacen parecer un cuento clásico; por su perfecta sincronización entre un pulido montaje y una gran banda sonora; por su historia o por sus actuaciones, EL DISCURSO DEL REY es una película que hay que ver. Sí, algunos de los premios que ganó son discutibles - El guión de EL ORÍGEN (INCEPTION, 2010) de Christopher Nolan es más original en muchos niveles, la dirección de David Fincher en RED SOCIAL (THE SOCIAL NETWORK, 2010) está más trabajada, TOY STORY 3 es un logro técnico y narrativo, y no olvidemos a las otras seis nominadas: EL CISNE NEGRO, EL GANADOR, LAZOS DE SANGRE, MI FAMILIA, 127 HORAS y TEMPLE DE ACERO -, pero es imposible ignorar la calidad de esta gran obra y lo que Hooper logró con una trama simple y previsible como esta.
Visualmente bella y tan encantadora como reconfortante, Hooper no la dirigió como dirigiría una cinta histórica cualquiera. Algunos dicen que la filmó como los clásicos de cine están filmados, pero eso es simplemente el efecto del boca en boca que la infló de más ¿Merece ser llamada la mejor película del año pasado? Es posible, pero es aun más posible (ya que pasó anteriormente) que la Academia premie lo que quiera premiar e ignore otros films o realizadores que tal vez se merezcan la dorada estatuilla aún más. Otros opinan que, a diferencia del año pasado en que ganó VIVIR AL LÍMITE (THE HURT LOCKER, 2009), la Academia eligió a EL DISCURSO DEL REY con su corazón y no con su cerebro. Entiendan que no es una entidad absoluta e infalible, y muchas de sus elecciones son todo menos exactas. En la última entrega, al presentar el premio a la Mejor Película, Steven Spielberg lo dejó en claro: “Una de estas diez películas se unirá a una lista que incluye a NIDO DE RATAS, PERDIDOS EN LA NOCHE, EL PADRINO y EL FRANCOTIRADOR. Las otras nueve se unirán a una lista que incluye a VIÑAS DE IRA, EL CIUDADANO, EL GRADUADO y TORO SALVAJE” ¿Lo ven? Pero ya me estoy yendo por las ramas y lo discutible que son las elecciones de la Academia es tema para otro momento. Así que me despido por ahora diciendo que EL DISCURSO DEL REY es una muy buena película que Tom Hooper filmó muy bien.