Háblame para que yo te conozca
Viendo El discurso del Rey, un film a modo de biopic sobre la vida de Jorge VI de Inglaterra, no puedo dejar de pensar qué fantástico sería si la historia se enseñara en las escuelas desde una mirada similar a la de Tom Hooper. Este joven director de 38 años toma la figura de un monarca que no sólo fue uno de los primeros en su dinastía en llegar al trono tras una abdicación, sino que además sufría de un trastorno más que tormentoso para una figura pública a la que se supone impoluta: la tartamudez; y con un delicado equilibrio entre el drama y la biopic, nos cuenta sobre su incapacidad de hablar correctamente pero sin dejar de lado el aspecto humano e histórico de la cosa.
Un poquito de historia:
Rey George VI
Albert Frederick Arthur George nació en York durante el reinado de su abuela, la reina Victoria, en 1895. Como era típico en las familias nobles de la época, su crianza y la de sus hermanos estuvo bastante alejada de sus padres, quedando en manos de una institutriz. Fue un niño débil de salud y descrito como sumamente emotivo, frágil y asustadizo.
Cuando en 1901 fallece la reina, esta fue sucedida por el padre de Albert y este quedó entonces segundo en la línea de sucesión luego de su hermano Edward. Finalmente ingresó en la marina con la cual participaría en la 1º Guerra Mundial. Pero fue en 1920 cuando al ser nombrado Duque de York comenzó con los deberes propios de la realeza entre las que se hallaban, por supuesto, los tan temibles discursos públicos cuando representaba a su padre en distintos eventos. Como estos mayormente tenían que ver con inauguraciones varias- fábricas, redes ferroviarias, minas, etc- se lo llegó a apodar "El príncipe industrial". En el mismo año en que fue nombrado Duque conoció a Elizabeth Bowes-Lyon, quien a pesar de descender de familia nomble no contaba con título ninguno. Luego de tres años finalmente contrajeron matrimonio y tuvieron dos hijas: Elizabeth y Margaret.
Lionel Logue
Pero no fue sino hasta 1925 cuando el Duque conoció a Lionel Logue, un fonoaudiólogo australiano con quien practicó diferentes técnicas terapéuticas con las que felizmente pudo casi deshacerse de su afección. Cuando en 1936 fallece el rey, su hermano mayor lo sucede pero abdica un año después ante la imposibilidad de casarse con la mujer que realmente amaba, y entonces muy a su pesar según cuentan, Albert toma el mando del reino. Su mayor desafío fue cruzar la crisis de la 2º Guerra mundial de la forma más pacífica posible. Finalmente tanto él como su esposa Elizabeth se convirtieron en símbolos de la resistencia gracias al continuo apoyo y aliento que mostraban para con su pueblo.
Para terminar, fue lamentablemente por un cancer de pulmón que la salud del rey terminó debilitándolo hasta que falleció en 1952 por una trombosis coronaria.
¿Pero y la peli 'ta buena?
Extraordinaria!, con toda la pulcritud inglesa aunque no fría y desalmada, se nos cuenta la historia de este monarca, sus dificultades de comunicación, su timidez extrema y su amistad con Lionel Logue, de la manera más sensible y emotiva. Son esos films en que no faltan las escenas memorables, los toques de humor, las actuaciones sobresalientes- en especial la de Firth interpretando al rey y la de Rush como su nada ortodoxo terapeuta; todo junto a una fotografía impecable y un histriónico manejo de la música. Son esas películas en las que uno como espectador engancha y se indentifica al momento, sin necesidad de golpes bajos y a pesar de que las ambientaciones son muy alejadas de la realidad de cualquiera. Hay que saber contar una historia "de época" con personajes que pocas cosas comparten con nuestras costumbres y poder lograr esa identificación.
Hooper logra bajar la historia de este peculiar personaje histórico para mostrarnos que al fin de cuentas el dolor, el sufrimiento, las inseguridades, el amor, la amistad, y todo ese largo etc puede darse por igual en cualquier ser humano. Es que si uno tiene que adjetivar de alguna manera este film es así: un film humano, donde la grandeza y las aureolas de las jerarquías no tienen lugar. Los diálogos son cautivantes y la narrativa dinámica fuera de todo alarde de presunción, se disfruta y mucho. Un film que sería una gran injusticia que no se hiciera con más premios de los que se hizo en la- ahora entiendo- patética entrega de los Globos de oro, ignorada hasta la indignación la tuvieron. En fin, no recurriré al tema de nuevo. Si aun no la ven, háganlo porque no se van a arrepentir y si ya la vieron, véanla de nuevo porque esta es una de esas cintas de las que volveremos a hablar prontamente en un post más analítico desde lo técnico. Ahora los dejo con una galería de imágenes y con el trailer.