El rey parece tener la carta ganadora
Tom Hooper es un eficiente director inglés cuyo carrera venía en ascenso aunque su experiencia era televisiva, y de algún largometraje dentro de ese formato. O sea, esta "The King's speech" sería su debut formal en la industria. Gran apuesta. A los productores les gustó su estilo y aunque sonó extraño que le ofrecieran la tarea de llevar adelante este proyecto (había muchas esperanzas de llevar el film lejos en cuánto a premios y reconocimientos), era una incógnita ver como manejaba un presupuesto más que respetable y conducía uno de los mejores cast británicos a la fecha. Y parece haber sido una elección correcta, más allá de que pienso que con otro tipo de cineasta, el resultado habría sido muy superior al logrado.
"The King's speech" es una clásica película de superación personal. De esas que ganan el favor del público en todas partes. Y como aquellas que se precian, parten de una historia verídica, en este caso de los profundos trastornos del habla de un príncipe inglés que terminaría convertido, por esas vuelta del destino, en rey. Un hombre enfrentado a sus limitaciones y decidido a abordarlas en un tiempo en el que su rol sería de valiosa ayuda para la sostener al pueblo inglés en uno de sus momentos más importantes de su historia contemporánea. Indudablemente, material había, la cuestión era ver cómo se ensamblaban y funcionaban los potenciales elementos en favor de la trama.
Veamos...
Bertie (George después) es Príncipe de Gales. Está casado con Elizabeth y ellos no ven posibilidad de llegar al trono: Edward, el primogénito seguramente será coronado cuando su padre (también George pero el quinto) abdique. El rey está preocupado por su sucesión, Bertie tiene problemas para expresarse en público, es tartamudo y cada aparición pública donde usa la palabra está signada por el ridículo. Para colmo, Edward está enamorado y no tiene mucho interés en convertirse en monarca. Vive una vida soñada y está muy lejos de tener la decisión que se necesita para dirigir Inglaterra. Encima, el nazismo se esparce lentamente como doctrina opuesta a los intereses británicos, por lo que es necesario un heredero a la altura de lo que Gran Bretaña necesita. Ahí es nuestro punto de partida: Bertie visitará (arrastrado por su esposa) a un especialista en Trastornos del Habla, el extravagante Lionel Logue, quien con sus revolucionarios métodos tratará de corregir los problemas que Bertie tiene y darle la confianza para volverse en el líder que su pueblo quiere y anhela.
Los roles principales están jugados por Colin Firth (de quien se dice que ganará el Premio de la Academia por su composición) como el rey Jorge VI, Helena Boham Carter como su esposa y Geoffrey Rush poniendole la piel al hombre elegido por la realeza para operar en su enfermedad. Todos se lucen, aparecen ajustados y precisos y es una delicia verlos desfilar e interactuar en la pantalla grande.
El problema es que, la historia es muy previsible.
No ofrece muchos matices más allá del esfuerzo del rey (Colin Firth promediando la película) para vencer su dificultad. Tiene una pintoresca amistad con Logue, y ya está, no hay mucho más.
Paralelamente aparecen algunos secundarios interesantes, como Edward (el rey que abdicó, traído por Guy Pierce) y Winston Churchill (Timothy Spall), pero sus trayectos (que hubiesen aportado mucho a la historia), no despegan.
Gran parte de la cinta se la llevan los ejercicios vocales de Jorge VI, y no es placentero verlo.
La película es lenta, muy británica en su concepción y si no aceptás ese ritmo de narración, quizás hasta sea preferible dejarla pasar.
Y dentro del género "Superación personal", hay ejemplos más interesantes que el de un rey que consigue alguien (a cambio de dinero, obvio) que lo ayude a afrontar su circunstancia.
Que quede claro que la ambientación y los rubros técnicos están cuidados y que el film ganará algún premio con seguridad.
Pero como espectador, no me sorprendió. Quizás no compré su tempo, no lo se. Si se que amo Inglaterra (tengo debilidad por su historia y soy profesor del idioma) pero que a pesar de ello, "The King's speech" no me conmovió. Y debería haberlo hecho.
Más si será multipremiada.
Ir, pero advertidos de que es un drama histórico ficcionado y de ritmo cansino y aplacadado, no apto para cualquiera.