Jean Francois Richet pone al día la historia de Francois Vidocq en una narración aletargada y densa que no logra superar la versión que en 2001 protagonizó Gerard Depardieu.El siempre efectivo Vincent Cassel no logra elevar una propuesta tan abigarrada como anticuada que sólo en sus rubros técnicos logra imponer una nueva lectura.