Rodrigo (Nahuel Perez Biscayart) es un joven de unos treinta y pico. Tiene un look levemente desaliñando, va a recitales de rock y fuma marihuana. Se comporta y parece un joven urbano y moderno pero es un patrón de estancia. Aunque no parezca uno, aunque no quiera parecer uno ni comportarse como uno. Pero es lo que es. Rodrigo junto a su padre (Jean Pierre Noher) poseen un campo al norte de Uruguay al borde de la frontera con Brasil donde cultivan soja y crían caballos. Rodrigo además está casado y tiene un hijo recién nacido que parece haber nacido con problemas de salud, un síndrome del que no sabemos mucho y del que nos enteramos en una primera y enigmática escena donde una mujer le está haciendo al bebé una suerte de análisis-diagnóstico que linda con lo ritual.
Carlos (Cristán Borges) es más joven que Rodrigo y es peón de campo. Y tiene toda la apariencia de serlo, ahí no hay lugar para confusiones. Es hijo de un ex empleado de Rodrigo y su padre y hace todo tipo de trabajos en el campo para sobrevivir, sobre todo ahora que tiene una pequeña hija que mantener. A Carlos además le gustan los caballos, le gusta montar, le gusta correr, y sueña con participar en una próxima carrera en un pueblo cercano aunque no tiene un caballo propio para inscribirse.
Los destinos de ambos se cruzan en el momento en Rodrigo está buscando tractoristas para trabajar en su campo. La mano de obra es escasa y Rodrigo emplea a Carlos pese a que no tiene libreta para conducir tractores. Rodrigo no se siente cómodo en el ejercicio del poder, aunque efectivamente lo ejerce, y procura en el trato borrar las diferencias. Hasta que un accidente que termina en tragedia con la muerte de la pequeña hija de Carlos viene a complejizar toda la trama de relaciones entre ambos jóvenes y su familias. Se forma allí un vínculo extraño, más o menos cercano, más o menos amistoso, más o menos cómplice, pero donde se percibe algo sutilmente turbio.
El empleado y el patrón es el tercer largometraje de Manuel Nieto Zas, cuyo primer film, La perrera (2006) fue una de las revelaciones del Nuevo Cine Uruguayo junto con otros films de esa camada como 25 Watts(2001) de Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella o Acné(2008) de Federico Veiroj, con los cuales coincidía en sus jóvenes protagonistas perdedores. El empleado…comparte con este primer film de Nieto Zas y con el segundo, El lugar del hijo (2015), algunos temas comunes: el crecimiento, la responsabilidad, la herencia, ser padre, ser hijo, los mandatos, los roles impuestos y también las relaciones (y los conflictos) de clase.
Lo que la tragedia que sucede en el film pone en evidencia es que hay algo estructural siempre presente bajo las apariencias, una desigualdad que las presuntas complicidades, el trato amistoso y los buenos modales apenas disimulan pero no pueden borrar. La horizontalidad del trato es solo aparente y el film lo explícita ya desde su título, hay un empleado y hay un patrón, y no son iguales. Y esto es así a pesar de las buenas intenciones. Rodrigo, que desde un principio tiene una actitud culposa respecto de su rol, no parece estar fingiendo y, si bien en parte le conviene acompañar a Carlos, también parece por momentos sentir por él una empatía verdadera, aunque la relación ya está enrarecida más allá de la voluntad de sus actores.
Los personajes que presenta Nieto Zas son complejos, ambiguos. Ninguno es héroe o villano. Tienen sus razones, sus debilidades y también sus determinaciones, de las que quieren escapar aunque no siempre es posible. Y ambos protagonistas tienen actitudes por lo menos discutibles después de la tragedia. Carlos aprovecha la ventaja y cierto flanco débil que presentan sus patrones para conseguir un buen caballo para la carrera. Rodrigo decide ayudar a la familia de Carlos y conceder su pedido en parte por su conciencia culpable y también por lo que su padre expresa de manera más práctica y hasta cínica: ante una posible demanda, “mejor tenerlos cerca”.
Lo que se despliega es una lucha de clases asordinada, camuflada entre sonrisas y muestras solidarias, pero donde juegan la venganza y la conveniencia. El empleado… es una película claramente política sin hacer subrayados ni bajadas de línea evidentes. El de Nieto Zas es además un film pertinente en estos tiempos de patronales que pretenden maquillar la explotación con discursos amigables e imágenes descontracturadas. Lo que se pone de manifiesto es un sistema básicamente injusto que sigue ahí detrás de los buenos modales, del trato cordial y también de la fachada moderna y cool.
EL EMPLEADO Y EL PATRÓN
El empleado y el patrón. Uruguay/Brasil/Argentina/Francia, 2021.
Dirección: Manuel Nieto Zas. Intérpretes: Nahuel Pérez Biscayart, Cristian Borges, Justina Bustos, Fátima Quintanilla, Jean Pierre Noher. Guión: Manuel Nieto Zas. Fotografía: Arauco Hernández Holz. Música: Holocausto Vegetal & Buenos Muchachos. Montaje: Pablo Riera. Duración: 106 minutos.