Película con una tensión in crescendo, la ambivalencia y contundencia de sus personajes revelan la posibilidad de reescribir el clásico relato de confrontación entre clases con una mirada diferente y en donde lo ominoso gana espacio a fuerza de logradas interpretaciones.
“El empleado y el patrón” de Manolo Nieto, protagonizada por Nahuel Perez Biscayart, Justina Bustos, Cristian Borges y Jean Pierre Noher, entre otros, comienza con una escena que interpela al espectador de una manera contundente, para luego desarrollar un relato en otra línea y en la que los vínculos entre los personajes protagónicos comienzan a subvertir aquello que se esperaría que suceda.
Y en eso de lo “esperable”, en donde la educación hegemónica capitalista nos ha introducido miles de fórmulas y estereotipos, Nieto se anima a subvertir roles y en pequeñas frases dichas por aquellos que no deben hablar, solo “servir”, se traza un fresco de la cultura del campo, en donde el patrón siempre se propone estar por encima del empleado con una asquerosa doble moral utilizaría.
“Mirá que si quiero te hundo”, dispara la nueva empleada “doméstica” de la estancia, y el giro que da esta propuesta, con una mirada actualizada sobre la lucha de clases, y en donde nada ni nadie es realmente quien dice ser, apoyada en las logradas actuaciones de Perez Biscayart y Borges, y en donde la constante amenaza sobre la fragilidad de cuerpos vulnerables, los que, en definitiva, impulsan la rueda económica, dispara el tempo narrativo con luces y sombras y logrados momentos.