Hermosa historia sobre la vida misma.
Los encantos y desencantos que implica la vida pueden acarrear decisiones determinantes. Una niña de once años, la portera de su edificio y el nuevo vecino japonés se encuentran y van entrelazando sus historias. En el medio, lo habitual va tomando otros colores y transformando a cada uno de los personajes. Lo que aparenta ser de una manera tiene un lado oculto, pero se manifestará solamente para aquellos que quieran descubrirlo.
Paloma es inteligente, curiosa y mucho más madura de lo esperable para una niña de su edad. Pertenece a una familia de ricos; materialmente no le falta nada, pero tiene otras carencias. Con una madre depresiva, un padre casi ausente y una hermana mayor que la ignora, siente que su realidad no la satisface. Está decidida a suicidarse el día de su cumpleaños, no sin antes dejar testimonios del por qué de su resolución en una cámara de video en la que graba el día a día de quienes la rodean. Mientras hace la cuenta regresiva de lo que le queda de vida, va plasmando en papel lo que pasa por su interior. Algunos de sus dibujos cobran vida, otorgando un sentido más poético y profundo a la visión de la jovencita. La pequeña actriz (Garance le Guillermic) se desenvuelve con una soltura tan natural que logra dejar al desnudo todas las sensaciones de su personaje.
Renée, la portera (interpretada maravillosamente por Josiane Balasko) es el personaje más gris de la historia. Dura y áspera por fuera (como la cubierta del erizo), esconde tras esa máscara a una mujer delicada, fina y sensible. Convencida de que debe cuidar el modelo esperable de “portera” para no perder su trabajo, mantiene distancia con los que están a su alrededor y esconde sus exquisitos gustos y hábitos. De a poco, va abriendo sus puertas a Paloma y al nuevo vecino, el señor Kakuro Ozu.
Kakuro (Togo Igawa) es también un hombre sensible, y es quien descubre en sus nuevas amigas lo que cada una de ellas lleva adentro. Tranquilo, observador y con un ritmo propio las revaloriza y provoca en la mujer y la niña la posibilidad de manifestarse y tomar conciencia de ellas mismas.
El relato, ópera prima de la directora y guionista, se construye a través de los ojos de estos tres personajes, que van cambiando y madurando a medida que avanza el film. Los hechos que se presentan modifican sustancialmente la percepción que cada uno de estos seres tenía del otro y el sentido de la vida se resignifica para cada uno de ellos. La banda sonora acompaña los momentos de cada uno de los personajes, marcando además su personalidad y sus cambios. El encanto del erizo (basado en el best seller La elegancia del erizo, de Muriel Barbery) tiene crítica social, pero además habla de las relaciones, de la importancia de los detalles, de la vida y su significado y de la muerte. Es una historia contada con mucha simpleza pero a la vez es aguda, intensa y fuerte; moviliza y hasta perturba.