Cada grupo humano es un mundo aparte. Una cosa es lo que sucede dentro de las cuatro paredes de una casa, y otra muy distinta fuera de ella. Los comportamientos personales son indescifrables y únicos, cómo los que tienen estos integrantes de una familia tipo israelí no religiosa.
David (Alon Pdut) se retira del servicio activo del ejército con un alto rango, nunca hizo otra cosa y ahora intenta reinsertarse en la sociedad como un civil. Su esposa Rina (Shiree Nadau-Naor) ejerce como docente de literatura en un colegio secundario. Ambos son padres de los adolescentes Yifati (Mili Eshet) y Omri (Noam Imber).
El director Eran Kolirin traza una pintura muy particular de lo que puede suceder cuando no se encuentra, o se pierde, el rumbo de la vida, porque ésta familia tiene problemas como todos, nada graves, tal es así que no llaman la atención de nadie. Justamente eso es lo que sienten los protagonistas, que no son valorados entre ellos mismos, ni tampoco por la gente que los rodea, de algún modo, y se sienten invisibles.
El relato se focaliza en transmitir las actitudes y acciones de David, Yifati y Rina. En menor medida, a Omri. Ellos llevan una pesada carga sobre sus hombros, la disconformidad alberga sus almas, se ven incompletos, porque el padre de familia no puede ingresar al mundo laboral. La madre, es ignorada por sus alumnos, excepto por uno y, además tiene que soportar los reproches diarios de su hijo Yifati, por otra parte, siempre está concentrada en lo suyo, tiene un novio y fuera del horario de clases es una activista, le gusta ir a las marchas por las causas que cree justas y se mete en problemas.
El film mantiene siempre un tono monocorde, la música acompaña los momentos melancólicos como un paliativo para los personajes, pero, desde la realización eligieron a las colinas adyacentes a la ciudad que habitan como la locación perfecta para los instantes más importantes y trascendentes de la historia, siendo como un testigo mudo y clave de los hechos que involucran a la familia.
Ellos no son lo que parecen, cada uno procede como quiere, o se le ocurre, de forma independiente pues tienen algo que ocultar, aunque les parezca normal. Van por la vida llevados por la inercia de la monotonía y la costumbre. Pero cuando quieren darle un giro a su existencia, no lo hacen a conciencia y los resultados no son los anhelados.