“El Enemigo Interior” se centra en una familia israelí, cuyos secretos son más fuertes que su vínculo. Por un lado se encuentra el padre, quien después de 27 años de servicio en el ejército se retira e intenta buscarle un nuevo sentido a su vida. Es así como pretende incursionar en el mundo de las ventas, sin mucho éxito, y su frustración lo lleva a un descargo letal. Su mujer es una maestra de escuela, que comienza a coquetear con uno de sus alumnos, mientras que su hija se rebela contra todos los principios, asiste a protestas y pasa sus días con un joven árabe, y su hijo tiene un mal comportamiento. Todos presentan una aparente bondad que se derriba cuando se empieza a escarbar más profundamente.
La película comienza de una forma lenta, con planos largos y enfocados en distintas personas que todavía no conocemos ni sabemos su importancia en la historia, pero a medida que avanza su relato consigue tomar un ritmo mayor. Es interesante la utilización de ciertos recursos, como la ruptura de la cuarta pared con una simple mirada o de otros principios del cine, o la orientación de sus planos, que pueden descolocar un poco al espectador pero que proponen un riesgo atractivo.
De todas maneras, al presentar una corta duración (90 minutos) e intentar indagar sobre la vida oculta de cuatro personajes, el film nos deja la extraña sensación de que se le otorgó poco tiempo a cada una de las historias, o que algunas de ellas se encuentran desdibujadas en su comparación con las demás (sobre todo la del hijo). Nos muestran situaciones superficiales de las problemáticas sin proponer alguna resolución o consecuencia. Incluso existe una elipsis de algunos acontecimientos, es decir, que el público no consigue verlos. Por un lado está bueno que la gente pueda imaginar lo que sucede, porque sigue una continuidad lógica, pero por el otro sería interesante profundizar más en su visualización; ver la explosión de los conflictos.
Por otro lado, el film también cae en lugares comunes y estereotipos. Si bien muestra cómo estos protagonistas ocultan una oscuridad en su interior, es decir, no son totalmente inocentes e impolutos, los personajes de los árabes siempre son los malos, los terroristas o posibles acosadores. Ellos son los únicos que sufren consecuencias por sus actos, mientras que los papeles principales, aunque realicen acciones igual de incorrectas, no tienen ningún castigo.
Uno de los puntos más interesantes de la cinta es la utilización de la música. Por momentos sirve como un mero acompañamiento de una situación particular, y por otros logra ironizar ciertos acontecimientos. Las letras y las melodías no se condicen con lo que vemos, sino que muestran todo lo contrario. También las locaciones están muy bien presentadas, ayudando a construir el clima adecuado para la historia.
En síntesis, “El Enemigo Interior” logra indagar en la vida de una familia aparentemente común y corriente, pero que presenta demonios internos que son muy difíciles de pasar por alto. Si bien este concepto es interesante para profundizar, el film se queda en la superficie debido a la corta duración del mismo y al querer ahondar en los cuatro protagonistas, con un resultado disparejo. Sin consecuencias frente a estos terribles actos y cayendo en estereotipos y lugares comunes, la película sobresale por las cuestiones técnicas, como los planos, la música o su ambientación.