La cultura del silencio
Con Charles Randolph en el guion y Jay Roach en la dirección, El escándalo (Bombshell, 2019) tiene detrás una dura e impactante historia para contar. La caída de uno de los hombres más poderosos del medio resulta un relato repleto de ingredientes para llevar a cabo una gran película, pero… ¿Hasta qué punto se aprovecha esto?
Protagonizada por Nicole Kidman, Charlize Theron, Margot Robbie y John Lithgow, El escándalo cuenta la historia de las periodistas Megyn Kelly (Theron) y Gretchen Carlson (Kidman), quienes denunciaron por acoso al fundador de Fox News: Roger Ailes (Lithgow). El largometraje corrió con la ventaja de sonar fuerte durante la temporada de premios, aunque podría decirse que esto le quedó grande. No porque sea una mala película, pero la misma tiene fallas que no pueden ocultarse.
Estamos ante una historia real y muy reciente, hay presupuesto y también grandes actores, pero el filme no logra sacar provecho de todos estos puntos a favor y gran parte de este error se debe a su guion tradicional y poco innovador.
Si la película sale a flote es gracias a su potente reparto, que siempre funciona como un salvavidas en los momentos flojos. Las transformaciones de Theron, Kidman y Lithgow, son más que convincentes, y como viene resonando hace tiempo, es indudable que la Kelly de Theron es quien impulsa la trama. A pesar de esto, también vale reconocer que Robbie hace un trabajo impecable personificando a Kayla Pospisil, quien con muchas menos líneas que el resto, logra transmitir la verdadera emoción en los pocos, pero duros momentos en los que aparece en escena. No está de más aclarar que, a diferencia de los otros, dicho personaje es ficticio y el mismo fue compuesto a base de testimonios de otras trabajadoras de la cadena.
En cuanto a narrativa, nos encontramos con una producción bastante dinámica, aunque también algo desprolija. Su estructura es desalineada y por momentos no entendemos si lo que quieren mostrarnos es una comedia con tintes negros, un drama o simplemente una sátira de los hechos. No hay tonos grises, y el film nunca llega a encontrar su género.
La última obra de Roach es demasiado moderada y poco arriesgada. La misma no llega a involucrarse de manera profunda en el mundo de la televisión ni de las grandes corporaciones y si bien intenta mostrar la realidad de los medios y las relaciones del poder, no lo hace a grandes escalas.
El escándalo es un correcto relato sobre la cultura del silencio, pero a la hora de aportar algo nuevo, termina perdiendo y es gracias a su elenco y estilo que se convierte en una película aceptable.