Antes de que el movimiento MeToo hiciera temblar a los poderosos de Hollywood que como el productor Harvey Weinstein habían gozado por años de la impunidad del silencio para acosar a decenas de actrices y trabajadoras del arte, hubo un suceso importante en la televisión norteamericana que significó un antes y un después para las mujeres del medio. En 2016, el entonces mítico fundador y presidente de la Fox News, Roger Ailes, fue denunciado por acoso y abuso por parte de varias comunicadoras, lo que terminó con el despido de éste. Sobre este hecho sin precedentes trata El Escándalo, filme que logró colarse en la última edición de los Oscars en las categorías de Mejor Actriz, Mejor Actriz de Reparto y Mejor Maquillaje y Peinado, consagrándose ganadora de ésta última.
La historia comienza poco tiempo antes de la era Trump y sigue a 2 famosas presentadoras de la cadena Fox: Megyn Kelly (Charlize Theron) y Gretchen Carlson (Nicole Kidman). Como la mayoría de los comunicadores de la Fox, se trata de mujeres de ideología de derecha, pero que a pesar de esto no dudan en mostrar su disgusto ante opiniones y situaciones machistas. Mientras Kelly se ve envuelta en una polémica por haber cruzado en televisión al candidato a presidente Donald Trump por sus dichos discriminatorios hacia las mujeres, Carlson se reúne con sus abogados para intentar juntar evidencia en contra de su jefe, el repulsivo Roger Ailes (John Lithgow en una asombrosa caracterización), quien tomó represalias con ella al no aceptar sus propuestas sexuales. El relato que mezcla el conflicto político pre electoral con las denuncias por acoso, suma al personaje ficticio de Kayla Pospisil (Margot Roobie), una joven periodista evangélica y conservadora que busca ascender en su posición y pasar a estar adelante de la cámara.
El director Jay Roach, conocido por comedias como La Familia de mi Novia (2000), vuelve al drama inspirado en historias reales luego de que en 2015 presentara Trumbo: La lista negra de Hollywood, acerca de como el guionista de Espartaco fue descartado por la industria en plena época de cacería de brujas, donde la cercanía con las ideas comunistas podían significar el fin de tu carrera. En esta ocasión, Roach se basa en un guion de Charles Randolph (guionista de la también biográfica The Big Short, 2015) para trazar paso a paso cuales fueron los eventos previos que llevaron a Carlson y a Kelly a denunciar a Ailes. Para ello, el director hace uso de mucho material de archivo, en el que resalta la famosa entrevista a Trump, y diversos elementos emparentados con el cine documental, como el hecho de presentar a cada personaje con su nombre completo y ocupación en letras debajo de cada actor.
La película retrata muy bien el ambiente machista de los estudios de Fox News, donde las periodistas, todas poseedoras de una notable belleza hegemónica, siempre deben ir vestidas de pollera o vestido y los escritorios son vidriados para que el espectador pueda ver sus piernas. La influyente bajada de línea conservadora, para que ningún comunicador ose pasarse de la raya y emita una mirada que choque con sus posturas, junto con el acoso, la cosificación y el ninguneo constante que viven las mujeres tanto dentro como fuera de el aire, también ayudan a entender aquel contexto de opresión que dificulta aún más la posibilidad de alzar la voz ante las diversas expresiones de violencia de género.
Resulta interesante ver a estos personajes, que se niegan a ser llamadas feministas, intentando generar un cambio en la manera en la que la cadena trata a sus pares desde aspectos tan pequeños como conducir sin maquillaje. Hablamos de personajes que en otra historia resultarían totalmente despreciables dada su formación política y su estereotipo de Barbie clasista, pero que aquí marcan la diferencia poniéndose al hombro una compleja lucha que, aunque no puedan o quieran admitirlo, es feminista.
Por otro lado, cabe destacar como el director evita todo el tiempo caer en golpes bajos y escenas gráficas, logrando un impacto mucho mayor desde lo psicológico. En este sentido, Margot Robbie es quien protagoniza la escena más crudas del filme, una absolutamente bien cuidada y trabajada donde es imposible no sentir empatía con el personaje y verse reflejada en aquella misma situación de abuso de poder.
Entre los puntos flojos de la película, hay que decir que el guion posee alguna que otra falencia. En un principio, todo apunta a que la protagonista es el personaje de Kidman, dado que es quien impulsa la denuncia contra Ailes. Sin embargo, una vez logrado su cometido la actriz desaparece de la trama hasta volverse casi innecesaria, siendo desplazada por una imponente Theron y su confrontación con Trump y los republicanos. Además, el bombardeo de información, con largas conversaciones y demasiada data de nombres y años, termina por resultar un tanto confuso.
Por último, la técnica de romper la cuarta pared, algo que aquí se da en el inicio de la película y después no vuelve a ser utilizado, definitivamente no tiene razón de ser.
El Escándalo es una película que presenta buenas actuaciones y recreaciones, un ritmo vertiginoso y una mirada bastante distinta a otras historias feministas que hemos visto en pantalla. Vale la pena ser vista.