La historia es real: el ejecutivo de Fox News Roger Ailes es acusado por una de las estrellas de la pantalla, Gretchen Carlson, de abuso sexual. El hombre, de paso, es adicto a las rubias con curvas y el caso no es único. Lo que sigue es un conjunto de decisiones morales por parte de las víctimas: contar o no contar. Como se ve, un tema bien contemporáneo. El problema de estas películas suele ser que prime la declamación o el señalar con el dedo a la ficción, al trasfondo moral que hace del cuento algo universal. Aquí no sucede: si “El escándalo” es un buen film porque no abandona la superficie cuando va a fondo. No deja de lado el “caso” cuando trata de entender los motivos de cada uno de los personajes (solo comprendiendo es que se puede condenar, dicho sea de paso, y aquí hay condena como corresponde). Jay Roach es un realizador raro: imperfecto, con excelente timing para la comedia (vean la serie Austin Powers) y con un ojo distanciado para el drama que permite ver el absurdo de la vida cotidiana, resulta un artesano ideal para cristalizar esta película. Es cierto que las tres actrices protagónicas (Theron, Kidman y Robbie) están perfectas y combinan sin fisuras con el relato y la situación, pero lo más importante es la transparencia: entrar a ese mundo y entenderlo, enfrentar al monstruo y temerlo. Ver una pelea justa y tomar partido por lo que corresponde.