Ya se percibía en ‘Trumbo’ (2015). El director y productor Jay Roach buscaba tomar distancia con su predominancia filmográfica de películas esencialmente cómicas, en la que destacan la trilogía de ‘Austin Powers’ y las dos primeras entregas de ‘La Familia de mi Novia’. En esta ocasión, Roach forja un vínculo profesional con Charles Randolph -co-guionista de ‘La Gran Apuesta’- para realizar un drama biográfico, crítico y con algunas reservas irónicas, sobre la seguidilla de eventos que desembocaron en la demanda por abusos sexuales que desvinculó a Roger Ailes de su mandato como CEO de Fox News.
Charlize Theron encabeza el elenco en la piel de Megyn Kelly, la abogada, periodista y gran autora de la iniciativa que, en definitiva, le hizo frente a las fechorías frivolizadas de Ailes. John Lithgow encarna al ejecutivo antagónico; Nicole Kidman interpreta a Gretchen Carlson, una de las piedras angulares en el compilado de evidencias para presentar causas legales paralelamente a Kelly; y Margot Robbie se manifiesta a modo de personaje compuesto, es decir, que no es verídico y fue añadida al beneficio de la narrativa cinematográfica
En la más reciente temporada de premios, ‘El Escándalo’ se destacó en el rubro de maquillajes y peinados, y esto no fue en vano. Las tres primeras celebridades que hemos mencionado, esas que representan a las tres figuras clave de la vida real, están particularmente irreconocibles en la película, pero, sobre todo, fundamentalmente asemejadas a las personas emuladas. A Robbie, por su parte, se le nota un tratamiento cosmético más notable en la última obra de Quentin Tarantino que en esta, no obstante, recordamos: su protagonista no existió, según el orden factico en cuestión, y no es necesario que la actriz sea parecida a alguien.
Acerca del argumento, narrativamente esta película no presenta ambigüedades, aunque sí ambivalencias. Basta con recordar la última junta que tiene Roger Ailes con sus directivos, en la que John Lithgow tiene de frente a una reconocida estrella hollywoodense de la década de 1970, y se hace una declaración de principios referente a los ideales de los magnates de los medios cuando los problemas morales, sociales y políticos sea vuelven mercancía de la opinión pública.
Aún así, por momentos, la reproducción del discurso ácido de la ya señalada ‘La Gran Apuesta’ y ‘El vicepresidente: más allá del poder’ -ambas de Adam McKay, ese director que cuenta con un historial fílmico emparentado al de Roach- resulta un tanto cansadora, repetitiva e insulsa por repetición, de manera tal que la misma película comienza a descartarla deliberadamente. Puede haber una combinación pertinente entre el drama y la comedia en este tipo de historias, pero hay escenas que fallan por su intención de detenerse en escenas con fines didácticos.
En ‘El Escándalo’, las actuaciones, los elementos técnicos, su planteo denunciante y su humor, en suma, cada uno de estos aspectos son un portento en sí mismo. Más allá de que su hilaridad no termina de encajar, como señalamos, por su afición a la novedad de su subgénero emergente que triunfó primero en la televisión y el streaming – por caso, ‘House of Cards’-, es un hiato en la trayectoria de un director que no se distinguía por este tipo de labores y que confía plenamente en la prudencia de las estrellas implicadas.
8 de 10