Comienzo sin esconder lo primero que me generó el film: ¡Qué peliculón!
Habiendo dicho eso, me explayo al respecto: El escritor oculto es un policial de suspenso fantástico. Su título en inglés, The ghost writer, sorprendentemente traducido de forma casi correcta, alude a un rol poco conocido: el de los autores que realmente escriben las supuestas “autobiografías” de personajes famosos (lamento decirles que Yo soy el Diego no fue de puño y letra maradoniano…).
El ex Primer Ministro británico Adam Lang -Pierce Brosnan- ha recibido 10 millones de dólares para escribir sus memorias. El problema es que quien debía ayudarlo a hacer el libro misteriosamente se suicida, con lo cual la editorial sale desesperada a buscar un nuevo “fantasma” para el texto. Así es que llegan al personaje encarnado por Ewan McGregor, un hombre que ya ha escrito otros libros similares.
A pesar de no querer involucrarse en cuestiones políticas y menos aún con un personaje tan extraño como Lang, McGregor acepta porque es una oferta más que tentadora.
Claro que, a medida que comienza a trabajar con el ex político, salen a la luz datos oscuros de su mandato que se filtran a la prensa: Lang habría entregado a ciudadanos paquistaníes a la CIA para que sean torturados, en pos de la hoy tristemente célebre lucha contra el terrorismo internacional. Cualquier similitud con la relación Blair-Bush es pura coincidencia…
Más allá de las muy buenas actuaciones y de un elenco notable, los laureles se los lleva sin dudas el director: Roman Polanski maneja con maestría el relato. Los climas, las tonalidades, las tomas son geniales. Igualmente lo que más destaco es la musicalización y la ambientación sonora: cada nota está puesta en su justo lugar. A todo este combo brillante hay que sumarle una finura pocas veces vista a la hora de implementar el humor negro. Queda claro porqué el cineasta se llevó el Oso de Plata en el último Festival de Berlín.
El escritor oculto es verdaderamente una joyita que amerita ser vista por cualquier amante del séptimo arte.